Recientemente un grupo de peregrinos de la provincia de Salta tuvo un encuentro peculiar. Aseguraron que habían visto el fantasma del perro Fatiga, un animal que durante años acompañó a los feligreses en todas las festividades.
Fatiga se hizo famoso por participar de las principales celebraciones religiosas de la localidad y fundamentalmente de las festividades del Milagro y Sumalao. Ya pasaron cinco añosde su muerte. Falleció en abril de 2018, tras peregrinar más de 15 años hacia la ciudad de Salta.
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Carlos, un vecino de la zona, contó a un medio local: “Era él, es inconfundible. Pero cuando quise acercarme un poco más se perdió entre los peregrinos. Fue una sensación increíble. Me trajo muchos recuerdos”.
En el pueblo de La Merced, la presencia del perro se había vuelto una costumbre y era reconocido por todos los feligreses. Siempre se sumaba a la peregrinación en honor al Señor y la Virgen del Milagro, desde su pueblo hacia la Catedral Basílica. Fue, además, una figura infaltable durante las celebraciones religiosas de Sumalao.
El perrito marrón con manchas blancas era el primero en llegar a las misas, siempre a la par de las campanadas de la iglesia Nuestra Señora de La Merced. Nunca se pudo determinar que era lo que lo hacía cumplir con el mandato de asistir a la eucaristía todos los domingos.
Unos vecinos destacaron: “Lo que más sorprende es que nadie lo llamaba. El solo se hacía presente y se sumaba a todas las manifestaciones de fe”. Fatiga fue homenajeado en varias oportunidades por las autoridades del pueblo debido a que se convirtió en un ícono de la localidad.
Por iniciativa de la comunidad y de las autoridades municipales se erigió un monumento en su honor en la plaza donde se encuentra ubicada la parroquia local. Esta obra fue llevada a cabo por el artista Pablo Farfán. En esta plaza se realiza anualmente un desfile de mascotas, que Fatiga solía encabezar.
También fue retratado en un enorme mural pintado en el puente de la rotonda de Limache. Allí, a Fatiga se lo ve caminando junto a cientos de peregrinos para el Milagro. El perro tenía las asombrosas cualidades de no encandilarse con las luces de la ciudad de Salta, y además volvía a La Merced ni bien terminaba la peregrinación, sin perderse.
