Los colmillos de los elefantes tienen muchos propósitos. Usualmente estos prolongados dientes suelen utilizarse para proteger la trompa. Además, tienen otro tipo de finalidades que los ayudan a sobrevivir en su estado natural. Así por ejemplo los usan para levantar y mover objetos pesados, derribar árboles y hasta para defenderse de otros animales.
Sin embargo, hay un parque en Mozambique en donde cada vez son más los paquidermos que nacen sin esta herramienta clave para su subsistencia. Los científicos que se encuentran investigando este inusual hecho le han atribuido las causas a la atroz matanza de esta especie en los últimos 15 años con el fin de apropiarse de sus colmillos.
Según estos especialistas la guerra civil del país es lo que ha motivado la caza furtiva. Así, en la Reserva Nacional Gorongosa hay muchos elefantes que han nacido sin sus colmillos como una forma de respuesta evolutiva a la brutal cacería. De esta manera, esta especie de ventaja biológica les ha permitido mantenerse con vida en los últimos años. Hasta 1992 sólo nacían sin esta herramienta entre un 2 y un 4% de las hembras africanas. Entre 1972 y 2000 la cifra se triplicó.
Los elefantes evolucionan como mecanismo de defensa
En un reciente análisis publicado en la revista Science, un grupo de científicos reveló todas las pruebas que tenían sobre esta situación particular que se da en Mozambique. En el análisis que llevaron adelante dejaron en claro los beneficios que han conseguido las elefantas al nacer sin colmillos al lograr quintuplicar las probabilidades de no ser asesinadas en manos de un cazador para extraerles el bien tan preciado.
Desde un principio les costó creer que esta adaptación se hubiera dada de forma natural. Sin embargo, concluyeron que “la evolución es simplemente un cambio en las características hereditarias dentro de una población durante generaciones sucesivas y, según los resultados de nuestro estudio, el cambio hacia la ausencia de colmillos entre las elefantes hembras de Gorongosa se ajusta perfectamente a esta definición”. Así mientras que en 1970, sólo el 18.5% de las hembras nacía sin ellos, tres décadas después la cifra alcanzó el 51%.
También, han dejado en claro que aunque parecía imposible que consiguieran vivir en estado natural sin ellos, lo cierto es que han sorteado todos los obstáculos posibles. En este sentido, el estudio detalla que han debido volverse un poco más vegetarianas ya que sin sus dientes se ven imposibilitadas de comer la corteza de los árboles. Por ello el pasto se ha convertido en el alimento por excelencia.