Los influencers en las redes sociales están muy de moda en la actualidad y son una forma de hacer negocios. Se trata de personas que se convierten en referentes o influyentes dentro de un temática y son seguidas por millones de personas interesadas en ello.
Ante tal popularidad las marcas de productos o servicios del mismo área comienzan a patrocinar a estas cuentas para través de ellas llegar al público y vender lo que quieren. Esto es lo que hace la pareja de Al Ferguson, de 33 años, y su esposa Jen, de 43 quienes se convirtieron en influencers a través de su cuenta llamada Dadsnet.
Ellos están en la red social hace siete años y acumulan más de 30.000 seguidores en la red social de la camarita. Allí comparten su vida cotidiana y se hicieron “famosos” por compartir con el mundo virtual sus siete abortos espontáneos y todo lo que eso conlleva.
El pedido de rescate
Pero algo realmente malo ocurrió y es que hace unos días los Ferguson recibieron por whatsapp un mensaje de un hacker llamado El Rey que les pedía que pagaran el rescate de su popular cuenta. Lo que hizo el ladrón informático fue cambiar el nombre de la cuenta y pedir un euro de rescate por cada seguidor.
“Hola, yo también tengo tu cuenta de Instagram. Si quieres recuperarla, tienes que pagar dinero. Por favor, decida si o no” decía el mensaje que recibió la pareja que aún no logra acceder nuevamente y está a punto de perder mucho dinero debido a que los contratos que tienen con las marcas que los patrocinan se caerán.
Ante la falta de pago, el hacker hizo de las suyas, además de cambiarle el nombre al usuario, en la bio escribió: “Esta cuenta de Instagram está destinada a ser vendida a su propietario”. También cambió la foto de perfil de esta familia por una de un rostro ensangrentado y tan sólo 36 horas después de ese aviso la cuenta desapareció de la red.
Lo cierto es que los Ferguson perdieron toda su información, incluidas las más de 5 mil fotografías que habían compartido con su público, ya que no tienen copias. “Significa mucho para nosotros y nada para la persona que lo hackeó. Es nuestro álbum de fotos de nuestros hijos y todos esos recuerdos de cómo nos sentíamos en el momento en que se tomó cada foto”, conto Al al diario The Mirror.
Mientras que Jen dijo: “Se siente como si alguien hubiera entrado y robado todos nuestros diarios. También se han llevado nuestros trabajos, pero el lado emocional es mucho peor. Ha tomado todos los momentos más profundos de nuestra paternidad. Potencialmente perderemos el contacto con las personas a las que hemos estado apoyando durante siete años”.
