Kohinoor o Koh-i-Noor significa “montaña de luz” en idioma persa y designa a uno de los diamantes más famosos y preciosos del mundo, descubierto en las arenas de los ríos de la India, que fue durante siglos la fuente mundial de diamantes. ¿Dónde se encontró exactamente? ¿Cuándo? No se sabe.
Sí se sabe dónde está ahora: engarzado en el frente de la corona hecha para la Reina Madre Isabel del Reino Unido. Cuando su hija Isabel II fue coronada reina el 2 de junio de 1953, utilizó la corona de su madre. La última vez que se lo vio fue en 2002 cuando murió la Reina Madre. Ahora, con el fallecimiento de su hija Isabel II, la India tiene una esperanza. Que los británicos se dignen a devolver la joya saqueada.
Leé también: El inexplicable pacto de muerte de las 23.07 entre un ladrón y una modelo a la salida de un hotel alojamiento
La historia del diamante Koh-i-Noor
Es posible que el Koh-i-Noor tenga miles de años, pero el primer registro histórico que se tiene del diamante es de 1628. Para ese año, los mogoles dominaban ya la India, donde gobernaron durante más de tres siglos. Ese año el emperador Shah Jahan encargó un trono magnífico con incrustaciones de piedras preciosas que sería el sitial del Imperio Mogol de la India.
Ese trono se llamó Trono del Pavo Real porque tenía las figuras de dos pavorreales parados en su parte superior, con sus colas expandidas y cubiertas de joyas. Tardó siete años en construirse. Costó cuatro veces más que el Taj Mahal, que para ese entonces estaba en construcción, es decir ese formidable grupo de edificios que el mismo emperador hizo erigir en honor a su esposa favorita, que murió luego del parto de su decimocuarto hijo.
Según el cronista de la corte Ahmad Shah Lahore, el Trono del Pavo Real estaba sostenido por columnas de esmeraldas y entre las muchas gemas que tenía se destacaban dos que eran enormes: el Timur Ruby, un rubí enorme de 352 kilates, que los mogoles apreciaban mucho porque preferían las piedras de colores, y el diamante Koh-i-Noor, de 108 kilates, que estaba en lo más alto del trono.
Pasó un siglo hasta que el sha de Persia, Nader Shah invadió Delhi, una ciudad de más de dos millones de habitantes, más poblada en aquél entonces que París y Londres juntas. En su conquista, Shah cometió una carnicería pocas veces vista, y se llevó el enorme tesoro de oro y piedras preciosas. Debió emplear 700 elefantes, 4000 camellos y 12000 caballos para transportar el tesoro. Del Trono del Pavo Real, quitó el rubí Timur y el Koi-i-noor para adornar su brazalete.
Durante setenta años los diamantes pasaron de un gobernante a otro, que guerreaban y se desangraban por dominar un territorio que no volvió a tener un dominio fuerte hasta la llegada de los británicos a la India, a principios del siglo XIX. Hacia 1813 el Koi-i-Noor estaba en poder del marajá Rajint Singh que había cambiado la percepción de la joya. Sin desconocer su belleza ni su valor económico, lo consideraba como un símbolo de poder. Los británicos se dieron cuenta de inmediato que ese objeto debía estar en sus manos, o sea poseer el Koi-i-Noor era poseer la India. Con paciencia, esperaron. Rajint Singh murió en 1839. Su deseo era que la joya pasara a sacerdotes hindúes. Hasta la prensa británica hizo campaña para que la Compañía Británica de las Indias Orientales se apoderara de la gema.
El Koh-i-Noor, una posesión especial de la reina Victoria
El trono de la India volvió a ser muy disputado hasta que cayó en poder de un chico de 10 años, Duleep Singh, y de su madre, Rani Jindan. Los ingleses encarcelaron a la mujer y obligaron entregar el diamante, que pasó a ser una posesión especial de la reina Victoria. Se exhibió en la Gran Exposición de 1851 en Londres provocando la consternación del público, de acuerdo a las crónicas de la época. La propaganda inglesa decía que la joya fue un “regalo” de la India al Reino Unido.
Victoria ordenó que la piedra fuese cortada y pulida. Su tamaño se redujo casi a la mitad pero los orfebres lograron que su brillo se intensificara. Victoria lo usó principalmente como broche. Pasó a formar parte de las joyas de la corona, primero en la tiara de la Reina Alexandra, esposa de Eduardo VII, el hijo mayor de Victoria, después en la corona de la Reina María, esposa de Jorge V, es decir nieto de Victoria.
En 1937, se colocó en la corona de la Reina Madre, la esposa de Jorge VI, es decir los padres de Isabel II, la longeva reina que acaba de fallecer.
El gobierno de la India, respetuoso durante el reinado de Isabel II y ahora frente a su muerte, no habló de que el Koh-i-Noor fuera robado por los ingleses pero nunca admitió que se tratara de un regalo. Ahora alienta la esperanza de que el diamante regrese. Se espera que, en el momento oportuno, el primer ministro de la India, Narenda Modi, realice una petición para que la controversia se resuelva de manera amistosa y la joya más famosa del mundo vuelva a su país. Parece difícil, porque el flamante rey Carlos III no parece estar dispuesto a desprenderse del Koh-i-Noor, un símbolo de poder que tuvo el imperio británico.