Los diseñadores Michael Kors y Marc Jacobs, abanderados de la moda estadounidense, fueron los encargados de despedir este miércoles la Semana de la Moda de Nueva York en una intensa jornada que contó con las megatops Kaia Gerber y las hermanas Bella y Gigi Hadid en la pasarela.
Kors recreó una casa de campo en pleno Wall Street para presentar una colección de otoño-invierno clásica, abrigada, con pieles y estampados de vaca, pero también con el glamour de las estrellas del la música country.
Kors además presentó piezas "acogedoras y glamurosas al mismo tiempo" en colores oscuros y brillos metalizados, entre las que destacaron jerséis de lana "oversize", amplias capas y vistosos abrigos de piel vuelta y borreguito.
Como es habitual, el rabiosamente creativo Marc Jacobs cerró la jornada con un desfile que, más que moda, fue una "performance" con modelos atravesando la pasarela y después contorsionándose, abrazándose o corriendo en una especie de homenaje al teatro y la danza contemporánea.
Los asistentes al "show", entre ellos la rapera Nicki Minaj y su marido, estaban sentados en mesas como si se tratara de la terraza de una cafetería francesa, y decenas de modelos pasearon entre ellos para finalmente colocarse en una larga fila mirándolos de frente y mostrando la colección.
Jacobs sorprendió incluyendo como modelo a la cantante Miley Cyrus, que caminó con pantalón, sujetador y guantes hasta los codos, todo de color negro, y una chaqueta de cebra en la mano, y se sumó a nombres recurrentes de las pasarelas como los de Bella y Gigi Hadid, Kaia Gerber y Karlie Kloss.
Los conjuntos del diseñador fueron eclécticos, pero abundaron los vestidos cortos con forma de trapecio en color pastel amarillo, rosa o azul a juego con chaquetas y gorritos, que recordaban al estilo de Jackie Kennedy.
También hubo modelos de traje con falda, más formales, y vestidos de fiesta con brillos iridescentes o lentejuelas, como fue el caso de una túnica larga acompañada de guantes blancos, que evocaba el glamour del antiguo Hollywood.
Jacobs puso el broche de oro una NYFW que en esta edición ha estado marcada por la ausencia de algunos grandes nombres de la moda y la coincidencia de los premios Oscar en el mismo fin de semana.
En ese sentido, se han notado el traslado de Tom Ford a Los Ángeles y de Jeremy Scott a París; la opción de celebrar pequeñas presentaciones alejadas de la pasarela por parte de Philip Lim y Rihanna o la decisión de Ralph Lauren de convocar su desfile en abril.
