Dueño de un poder de seducción único, Luis Miguel no es indiferente a la moda, aunque nunca se mostró fanático de ningún diseñador ni salió en la tapa de una revista especializada. Pero la fama y el éxito lo hicieron evolucionar en su manera de vestirse y de cortarse el pelo.
El cantante comenzó su carrera siendo un niño y pasó de los clásicos jeans, remeras con estampas y suéteres con dibujos a los looks con campera de cuero y metalizados que usaba en los primeros programas de tevé a los que lo invitaban. Siempre mantenía el pelo largo y lacio.
A los 18 años, en los tiempos de su hit Cuando calienta el sol, se convirtió en uno de los hombres más deseados: el presumía de abdominales y llevaba el pelo estilo punk, bien en alto. Su peinado se convirtió en una obsesión para él ya que vivia tocándose el pelo en los shows y entrevistas.
En los años 90, abandonó el pelo punk y apostó al pelo corto. Se volvió un hombre que no abandonaba el bronceado jamás (si no era natural, recurría a las camas solares), llevaba camisas blancas amplias y pantalones amplios. Una estética muy Division Miami.
Hacia fines de los años 90 comenzó a sentir una particular atracción por el negro, un color que no abandonaría jamás. Además, empezaría a buscar un estilo más elegante incorporando sacos y esmoquins, casi a modo de uniforme.
Con el tiempo acentuó este estilo, especialmente en sus años de boleros, pero tuvo una época en los 2000 cuando Miguel subió de peso y comenzó a usar su pelo batido, algo que a sus fans no les gustó nada.
Pero hace tres años, Luismi resurgió con todo gracias a la miniserie basada en su vida y volvió al ruedo con el look elegante con el que había cantado tantos boleros y demás canciones románticas. El peinado siguió siendo un tema complicado y al parecer pasó por algunas cirugías estéticas, pero estas no convencieron. Sin embargo, todas sus seguidoras lo perdonaron y hoy celebran los 50 años del Rey Sol.
