La cortina de baño no tiene una razón funcional de ser: evitar que el agua no salpique el resto del baño. También es clave para la estética de un espacio fundamental de la casa.
Este accesorio mantiene el agua donde debe estar, ayuda a conservar la limpieza del ambiente y también le aporta personalidad, por eso hay que detenerse un poco en su elección y considerar algunos aspectos como el material, el tamaño y el estilo ideales.
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1. El material adecuado para la cortina de baño
Las cortinas suelen estar hechas de vinilo, poliéster o tela, y cada material tiene sus pros y contras. Las de vinilo o PVC son las más accesibles, completamente impermeables y fáciles de limpiar. Las de poliéster son una opción intermedia, ya que ofrecen buena resistencia al agua y pueden lavarse a máquina. Y las de tela, como las de algodón, suelen ser elegantes, pero requieren de un forro impermeable y un mantenimiento regular para evitar la acumulación de humedad y moho.
2. Diseño y estilo para dar personalidad
También es una pieza decorativa que puede complementar el estilo de tu baño. Para baños pequeños, los colores claros o neutros ayudan a generar una sensación de amplitud, mientras que los baños más grandes pueden aprovechar tonos oscuros o patrones atrevidos. Los estampados geométricos, florales o minimalistas permiten personalizar el espacio y darle carácter sin necesidad de grandes cambios estructurales.
3. Tamaño y ajuste
Es fundamental medir el área de la ducha o bañera antes de elegir la mejor cortina. Las estándar miden entre 180x180 centímetros y 200x200 cm, pero si tenés un espacio fuera de lo común, podés optar por otras especiales. Asegurate de que la cortina cubra completamente la zona de la ducha para evitar que el agua se filtre fuera.