2021 trajo consigo un renovado auge de la estética vintage y sus ejemplares concretos en la moda, la belleza y la cultura. Una clara nostalgia de los principios de los 70, finales de los 80 y por supuesto, la década de los 90 se hace evidente en un nuevo estilo de vida gobernado por las redes sociales y la globalización, donde ejes como la sostenibilidad, la tecnología, la inclusión y la diversidad pasan a un primer plano en el orden de prioridades.
El resultado es una estética tan amplia que casi toda la generación Z puede identificarse con ella, con permiso de los millenials precursores de su popularización. Hablamos de aesthetic, algo tan difícil de encasillar en una vertiente concreta que solo puede comprenderse a través de sus tintes retro, grunge e incluso rockeros. Tal es su complejidad que es posible que seas una chica aesthetic sin aún ser consciente de ello.
El requisito número uno es seguir las tendencias dominantes del momento, marcadas por sus guiños ochenteros y la libertad de expresión a través de un estilo retro sin precedentes. Siguiendo algunos lineamientos de esta misma estética, cada uno puede adoptar las características específicas que más lo identifiquen.
¿Un look aesthetic? Cualquier conjunto con toques vintage y actuales fusionados de manera naíf y romántica.
Una de las mejores fuentes de inspiración aesthetic es la serie de HBO Euphoria, en tanto sus protagonistas Rue y Jules encarnan dichos ideales a través de sus llamativos estilismos. La pasión por el arte, el enfoque centrado en redes sociales y las metarreferencias del yo digital caracterizan a este drama sobre la etapa bisagra entre la adolescencia y la adultez joven.
Dentro del estilo aesthetic, existen diferentes variantes como el minimal y el goth: prueba de ello son los infinitos looks de las influencers e it girls referentes de dicha estética. Basta con analizar las propuestas de Hailey Bieber o Charlie D´Amelio para entender este multifacético concepto. Melenas bicolor con tintes shocking, cortes de pelo tipo pixie o mullet, hebillas maximalistas, moños e incluso “accent braids” son algunos de sus rasgos distintivos.
Estas últimas consisten en pequeñas trenzas que enmarcan el rostro o se añaden como complemento extra a peinados más elaborados. Pueden llevarse con el pelo suelto, en una cola de caballo al más puro estilo vikingo, en un semirrecogido o incluso en un moño. También existe la posibilidad de agregar sutiles decoraciones como gomitas de colores, clips, hilos de lana y hasta alguno metalizado.
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