Después del gran éxito en Milán y París, la exposición “Del corazón a las manos: Dolce & Gabbana” llega a Roma, al Palazzo delle Esposizioni, donde ya está abierta al público hasta el 13 de agosto.
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La muestra celebra la trayectoria artística y creativa de Domenico Dolce y Stefano Gabbana, quienes este año celebran 40 años de actividad (la marca nació en 1985), y forma parte de los cuatro eventos que el dúo de la moda llevará a cabo en Roma en los próximos meses.

Habrá dos desfiles de alta sastrería y alta moda entre los Foros Imperiales y el Puente Castel Sant’Angelo, una exposición de alta joyería en Villa Adriana, en Tívoli, y una fiesta de clausura cuya ubicación aún no ha sido anunciada.
La apoteosis del “maximalismo” de Dolce & Gabbana, presentada en el gran espacio expositivo diseñado por Pío Piacentini, regresa a Italia desde París con el rediseño de 14 salas, tres de ellas dedicadas a Roma.
Una es la “Sala Cine”, un homenaje al director Giuseppe Tornatore, con quien el dúo ha colaborado frecuentemente, donde se proyecta un documental sobre los dos diseñadores.
La segunda es la Sala “Anatomía Sartorial”, dividida en dos: una para la mujer y otra para el hombre.

En la primera, los protagonistas son los corsés, el secreto femenino del sex appeal, para una postura perfecta y una cintura de avispa. En la sala adyacente se destacan los secretos de la alta sastrería masculina a medida, como los refuerzos en los hombros de las chaquetas y las proporciones de las solapas, que marcan la diferencia en el corte del traje.
Por último, en Roma se presenta la nueva Sala “Arte Sarda”, con prendas que desfilaron en Alghero en 2024, representativas del artesanato local: corsés y joyas maxi en filigrana de oro; capas de lana al estilo mamuthones; faldas tejidas en telar con la típica técnica sarda llamada pibiones.

El recorrido comienza con una gran sala donde se exhiben, en forma de pirámide, todos los vestidos más emblemáticos de los desfiles del Grand Tour de Italia, iniciado en Taormina en 2012.
También se expone el vestido inspirado en el Papa, de gran actualidad, con capa corta bordadísima y mitra completamente dorada que desfiló en los Quartieri Spagnoli de Nápoles. Y el vestido con falda amplísima, decorada con plumas de colores y encajes, que llevó Naomi Campbell en el desfile del Lago de Como.

Ese mismo vestido lo luce la icónica supermodelo en uno de los retratos de la artista Anh Duong, que decoran las paredes de la sala. Se retrata una creación por cada desfile de alta costura, doce en total, porque “los diseñadores son supersticiosos”, murmura alguien.
En la cima de la pirámide expositiva gira un vestido de baile con el Coliseo pintado en la falda y un corsé brillante con cristales de Swarovski, claro homenaje a la Ciudad Eterna.
El recorrido expositivo se desarrolla en una sucesión de grandes salas inmersivas sobre una superficie de unos 1.500 metros cuadrados. Las creaciones se presentan a través de una serie de temas que evidencian las múltiples influencias culturales de Dolce & Gabbana: arte, arquitectura, folklore, Sicilia, la ópera lírica, el ballet, el teatro, los cristales de Venecia, y naturalmente, las evocaciones de la “Dolce Vita”.
Pequeñas vitrinas de cristal exhiben aquí y allá bolsos preciosos decorados con cannoli sicilianos y pastas de almendra hechas con esmaltes y piedras; sandalias con plataforma y zapatos de tacón decorados; juegos de joyas de Las mil y una noches, con piedras gigantescas; gafas de sol dignas de una caja fuerte.

La muestra reúne más de doscientas creaciones únicas de Dolce & Gabbana, además del trabajo expositivo de artistas visuales seleccionados.
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