La diseñadora de vestuario de los Juegos Olímpicos de París, Daphné Bürki, se fijó en el suizo Kévin Germanier, un as de las perlas y los colores y favorito de los amantes de la moda, para la ceremonia de clausura. Durante los nueve meses de preparación ultrasecreta para el traje del “Viajero de Oro” que se lanzó con un traje dorado desde el techo del Estadio de Francia, el diseñador afirmó haber “vivido la experiencia de su vida”.
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En la Semana de la Moda de París, Germanier presentó la colección primavera/verano 2025, Les Désastreuse (Los desastres), combinando el reciclaje audaz con la maravilla astrológica. En su sexto desfile, presentó 24 looks experimentales, cada uno de los cuales encarna la energía del zodíaco y brilla con el estilo característico de diseñador por la sostenibilidad.
Desde Londres hasta Milán y ahora París, fue una temporada dominada por los tonos neutros y terrosos. Germanier rompe moldes, con colores vibrantes y extravagancia, ofreciendo una perspectiva diferente sobre la ropa de noche moderna.
Aries llega con un vestido largo hecho con cintas de regalo recicladas. Luego viene Leo, con una body felino de lentejuelas y un velo majestuoso.
La temporada de Escorpio surge con un look elaborado con materiales inesperados, como cortinas de plástico y cintas VHS, que ofrece un ejemplo sorprendente del talento de Germanier para convertir los desechos en maravillas. Incluso los Juegos Olímpicos son reciclados: estas cintas ya brillaron durante la actuación del pianista Alain Roche durante la ceremonia de clausura.
“A la gente en el mundo de la moda le gusta que todo sea ‘slick’ (inmaculado), pero yo me veo un poco como un Frankenstein con mis experimentos, componiendo mis cositas”, advierte Germanier.
El debut del bolso “Trésorium” muestra la combinación de lujo y artesanía ecológica de la casa: de líneas geométricas y decorado con una correa de cadena, fiel a sus materiales favoritos, como las piedras y las perlas.
El Sol, aparece vestido con un busto realizado con cortinas de plástico y una falda flotante.
Transformar los residuos en belleza debe seguir siendo un placer más que una obligación: “No sé si es mi destino, pero mientras siga creando, será parte de mi proceso y, cuando deje de divertirme, pararé”, asegura el diseñador.