Para este desfile Hermès recreó una pradera en los cuarteles de la Guardia Republicana francesa, donde se podía oler el olor de los caballos. Como ya lo hicieron en otros shows de lujo en Nueva York, Milán y París, una activista de Peta se unió a las modelos en los pasillos, blandiendo un cartel: “Hermès: basta de pieles exóticas”.
”Peta irrumpió en la pasarela de Hermès para instar a la marca a abandonar estos materiales”, señaló un comunicado de la asociación, que denuncia el uso de pieles de cocodrilo por parte de la casa.
Agitando el cartel en el aire, la manifestante llegó a mitad de la pasarela hasta que el blogger de moda Bryanboy, sentado en la primera fila, se lo arrebató.
Hermès presentó una línea monocromática de pies a cabeza
Sobre la pasarela, el rojo en todas sus tonalidades destacó entre el césped, un bofetón visual en esta Semana de la Moda dominada por los colores sobrios.
“El rojo puede tener connotaciones bastante negativas. Quería recuperar su lado estético y simbólico de fuerza, belleza y poder”, explicó la directora artística de las colecciones femeninas, Nadège Vanhee-Cybulski.
Pantalones cortos, vestidos holgados, trajes suaves: la ropa invita a sentarse en el césped y hacer un picnic.
Los crop tops y los recortes en la espalda o la cintura confieren a estos conjuntos una sofisticación de noche.
Un proceso innovador que consiste en colocar cuero sobre una base de malla da a la ropa una apariencia de segunda piel. Varias piezas son modulares: “Se aprietan y aflojan según el estado de ánimo y el tipo de cuerpo”, enfatizó la diseñadora.