Un cura aficionado al teatro y fan de los disfraces; una actriz secundaria de éxito en los años cincuenta, y un vestido famoso desaparecido en combate. Esos son los ingredientes de la novela que escribe estos días la Universidad Católica de América, en Washington, y de la que el mundo entero se hace eco por la sorpresa que ha generado. Porque en este centro privado de la capital de Estados Unidos con 130 años de historia ha aparecido, tras más de cuatro décadas perdido, el traje que Judy Garland vistió en la película El mago de Oz.
La historia de la famosa prenda desaparecida y vuelta a encontrar comienza en los años setenta, con la figura del padre Gilbert Hartke, uno de los sacerdotes del centro educativo. Hartke, dominico, se convirtió en una de las figuras más populares de la universidad a partir de los años treinta, cuando fundó el departamento de Teatro y Declamación, por el que pasaron y se formaron futuras estrellas como Susan Sarandon o Jon Voight. Lo creó en 1937 y lo gestionó durante 37 años, y su esfuerzo hizo que lograra también sacar las obras de la facultad y acercarlas a la ciudad, convirtiendo Washington en una villa con gran afición a la dramaturgia. Una serie de logros que hicieron que la sala de teatro del centro universitario lleve hoy su nombre, una relación que recogen los archivos de la universidad.
En esas décadas, entre los años treinta y los setenta, el padre Hartke conoció a multitud de jóvenes promesas y estrellas consagradas. Muchos de ellos, que le apreciaban, le regalaron objetos curiosos y sobre todo ropajes, disfraces que él coleccionaba, a los que era gran aficionado y que en ocasiones llevaban los actores en sus obras. Zapatos, bufandas de aviador, chalecos del estilo hindú o un gran gorro ruso de piel estaban entre sus favoritos.
Y aquí es donde entra en juego Mercedes McCambridge. Su nombre hoy es recordado solo por los muy cinéfilos, pero en los años cincuenta fue una de las secundarias de más peso del Hollywood dorado. Participó en cerca de 60 series y películas y fue nominada a dos Oscar: por El político, en 1950, que logró ganar; y por Gigante en 1957. Además, fue una gran dobladora, y puso la voz al demonio de El exorcista. McCambridge estudió en la Católica y se hizo buena amiga del cura Hartke. Le regaló varios objetos y prendas…, y todos los indicios apuntan a que fue ella, gran amiga de Judy Garland, quien obsequió al sacerdote con el vestido que Garland lució en El mago de Oz, el clásico de 1939.
McCambridge hizo una residencia en el centro en los años 1972 y 1973, y fue entonces cuando se sospecha que le regaló el vestido a Hartke, aunque ese paso no está confirmado. El traje estaba desaparecido desde entonces. Se había buscado en archivos, vestuarios, almacenes, pero nada. De hecho, en el centro se creía que su existencia era una leyenda urbana amparada por la figura del bonachón padre Hartke (fallecido en 1986). Hasta que, a mediados de junio de este año, el coordinador de operaciones del departamento de Teatro, Matt Ripa, se puso a organizar su despacho. El centro acomete obras de mejora y había que desalojar.
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Él mismo lo ha contado a una publicación de la universidad. “Noté que, sobre los buzones de correo de la facultad, había una bolsa de basura y le pedí a mi compañero que me ayudara a alcanzarla. Sobre la bolsa había una nota de nuestro expresidente indicando que había encontrado ‘esto’ en su oficina y que tenía que haberlo trasladado cuando dejó el cargo. Sentí curiosidad por lo que contenía y abrí la bolsa de basura; dentro había una caja de zapatos ¡y dentro de ella estaba el vestido!”, relata Ripa sorprendido.
“No me lo podía creer”, confiesa Ripa en el boletín universitario. “Mi colega y yo rápidamente cogimos unos guantes, examinamos el vestido y sacamos unas fotos antes de ponerlo de nuevo en la caja y dirigirnos hacia los archivos”, relata. Explica que llamó a algunos de los directivos de la facultad y a una expresidenta que siempre juró y perjuró que el vestido existía y que tenía que seguir allí. “Ni que decir tiene que he descubierto muchas cosas interesantes del padre Hartke estos años en la universidad, pero esta gana a todas”, reconoce Ripa.
Tras ello, desde el campus llevaron la prenda a expertos del museo Smithsonian, que ya tiene algunos objetos de la película, como un par de los zapatos de rubíes de Dorothy en la película, y allí expertos en El mago de Oz confirmaron su autenticidad. Al parecer hay otros cinco vestidos creados para Garland, y todos ellos tienen detalles similares, como una especie de bolsillo secreto a la derecha de la falda para que la actriz guardara un pañuelo, cierto desgaste en la blusa en la zona de los tirantes o el nombre “Judy Garland” escrito a mano. La existencia del vestido en esa universidad era real. Y 40 años guardado en una caja de zapatos y en una bolsa de basura solo han ayudado a acrecentar su leyenda.
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