Más de medio centenar de campesinos volvieron a las calles de Medellín para pintarlas de colores desfilando con sus vistosos arreglos florales como parte de una tradición que reapareció llena de vigor y se encargó de ir bajando el telón de la Feria de las Flores.
La edición 65 del Desfile de Silleteros fue un desahogo para estos cargueros, que dejaron en la madrugada sus jardines en el caserío de Santa Elena con la ilusión de reencontrarse con los aplausos del público después de dos años muy tristes de encierro por la pandemia, que los mantuvo alejados de las ovaciones por el arte que llevan sobre su espalda.
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El presidente de la Corporación de Silleteros de Santa Elena, Federico Alzate, explicó a la agencia de noticias Efe que el principal anhelo de estos campesinos era cargar su silleta como una parte fundamental de su tradición al evocar a esos viejos que bajaban desde la montaña con sus silletas a Medellín en lo que fue el inicio del desfile hace 65 años.
“Volver a las calles es la felicidad de la familia silletera y de la ciudad. Este año se nos hizo realidad el sueño de desfilar con las más bonitas flores“, expresó Alzate, y agregó que ese sueño se resume en “cargar la silleta, recibir los aplausos de la gente, ver las graderías llenas y al público derramar lágrimas, y a nosotros también“.
Una vez supieron que su regreso a las calles era una realidad, en marzo, empezaron a organizar los jardines, a programar los cultivos, a definir los diseños. “Este es el resultado“, dijo Alzate sonriente y mirando las filas de silletas que cubrieron las calles y emocionaron a los asistentes.
Conservar la tradición
Después de dos ediciones con restricciones, el regreso a las calles se dio con un mayor número de participantes. En esta ocasión embelesaron con sus creaciones a 520 silleteros, entre ellos 32 pioneros, esos primeros cargueros y leyendas vivas, quienes encabezaron el desfile en carrozas como reconocimiento a su trayectoria. Para mantener a salvo la tradición y preservar el legado de abuelos y padres, los niños y los jóvenes también tuvieron un rol protagónico en un recorrido de 2,4 kilómetros.
En total, un centenar de participantes atravesaron la ciudad por su principal avenida para tapizarla con sus llamativos arreglos hechos con las flores que cultivan en sus casas.
Con solo 12 años, Samuel Sánchez Atehortúa recita sin problemas los nombres de todas las variedades que utilizó para darle vida, en compañía de su familia, a una silleta que enfatiza en que la tradición tiene que seguir por siempre para demostrarle a la gente lo que es Santa Elena y sus flores.
Luego de pasar los últimos días elaborando delicadas piezas, estos artesanos exhibieron sus creaciones con temáticas como la conservación del medioambiente, la preservación de la tradición silletera y el respeto a la vida y a la diversidad, además de la exaltación de los valores, la importancia de la educación y el llamado a la unidad.
Para ponerle el broche final a la feria, después del vibrante Desfile de Silleteros, que regresó a las calles ante la mirada de cerca de 800.000 espectadores, en el estadio Atanasio Girardot empezaron a presentarse distintos artistas, además de tener como shows principales las presentaciones del cantante de vallenato Peter Manjarrés y la agrupación ChocQuibTown.
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