La muerte de Sergio Denis: repasamos los mejores looks de su carrera

Hoy toca despedir a uno de los artistas argentinos más emblemáticos de la historia: el cantautor romántico Sergio Denis. Estaba internado desde marzo de 2019, cuando se cayó del escenario en el teatro Mercedes Sosa de Tucumán y sufrió un politraumatismo severo de tórax y cráneo. Tenía 71 años y era portador de una de las carreras musicales más emblemáticas y atemporales, llena de éxitos y hits que potenciaron su fama.

A modo de reconocimiento por su trayectoria y carismático carácter, repasamos algunos de sus mejores looks y nos detenemos en las bases de su estilo personalizado.

En primer lugar, cabe destacar uno de sus aliados fashionistas más indispensables: la bufanda. De todos los colores y texturas, logró hacer de este accesorio su auténtica marca registrada y sello artístico, con o sin micrófono en mano. A tono con sus ojos y melena platinada, se inclinaba especialmente por la gama de los celestes, tanto vibrantes como pasteles.

Los pañuelos de seda rayados y estampados, a su vez, también constituían un básico de su guardarropas, el cual buscaba representar los rasgos más distintivos de su personalidad. También su pelo fue una marca registrada: lacio, con flequillo, en un rubio que luego se convirtió en canas naturales pero con toques dorados.

Por otro lado, Denis fue un verdadero amante de la sastrería monocromática: los trajes total white y total black eran su uniforme indiscutido. Solía combinar sus sacos con camisas de escote en V, abiertas en la parte superior, en un intento de fusionar lo formal con lo informal, lo conservador con lo moderno.

En algunas ocasiones llegó a apostar por abrigos floreados y extravagantes, con sutiles decoraciones y apliques brillantes, pero definitivamente constituyen una minoría. Ninguna prenda urbana moderna llegó a superar su fascinación por el clásico conjunto blanco y negro.

Un hombre que se valió de la música como medio primordial de expresión personal, pero que además logró consolidar un estilo propio sin influencias. ¡Hasta siempre Sergio!