Gabrielle Chanel, nació en Saumur, Francia, en 1883. Tenía solo once años cuando su madre falleció, y vivió el resto de su infancia en un orfanato monástico, por decisión de su padre. Recibió una educación religiosa y tradicional, de mucha disciplina y rectitud: aprendió a coser, bordar, planchar y tejer, bajo la tutoría de la congregación. Estos años ejercieron una gran influencia en sus posteriores creaciones, pues tanto la estructura arquitectónica del hogar como lo aprendido allí siendo niña, le sirvieron como una vívida fuente de inspiración.
¿Por qué “Coco”? La joven decidió rebautizarse tras incursionar como cantante en un cabaret de su ciudad, optando por un nombre más artístico y memorable. Su etapa dedicada al canto sirve como una de las tantas pruebas de que su historia no se reduce únicamente a su participación en el mundo de la moda, y que su talento desconocía fronteras.
Coco Chanel comenzó a relacionarse románticamente con algunos hombres pertenecientes a estratos más altos de la sociedad francesa, lo cual le permitió adentrarse en los eventos y reuniones más exclusivas, a donde acudía la gente más adinerada. Caracterizada por su imposibilidad de pasar desapercibida, la joven pionera lucía sus propios diseños en cada una de sus apariciones sociales, generando tanta admiración como controversia por sus elecciones.
Poco después y con una serie de factores a su favor, abrió sus primeras tiendas, tituladas en honor a su apellido: Chanel. Desde sus inicios como diseñadora comercial, se mantuvo ajena a toda crítica y confió en sus habilidades y creatividad: su objetivo principal era luchar contra los rígidos estándares de la época y lograr un cambio en la concepción de la moda en general. Sus convicciones comenzaron a ser aclamadas por todas las mujeres de su época, quienes la consideraban un sólido referente en cuanto estilo y seguridad personal.
Su sello personal residía en su distintiva capacidad de conjugar comodidad con elegancia. Las mujeres contemporáneas solían vestir corsets y vestidos pomposos, de grandes dimensiones, y complementados por innumerables adornos y accesorios. Coco se propuso cambiar tal norma implíscita, pero existente. En consecuencia, optó por liberalizar el cuerpo femenino creando prendas de carácter funcional, con una clara inspiración en el guardarropas masculino. La mujer comenzaba a incorporarse al mercado laboral, y tal fenómeno, demandaba un cambio de mentalidad en la misma dirección.
Confeccionó trajes de sastre femeninos, acortó los vestidos y las faldas, diseñó bolsos que se pudiesen colgar, en contraposición con los imprácticos bolsos de mano tradicionales, entre otras cosas. Además, creó su primer perfume, el Chanel Nº5, el cual, junto a sus más icónicas piezas, como el legendario Little Black Dress, eran deseados por actrices de Hollywood y personalidades de fama internacional, como Grace Kelly, Audrey Hepburn y Marylin Monroe.
Coco Chanel dedicó su vida a perseguir un ambicioso sueño que hoy recordamos con total gratitud y admiración: cambiar el rol de la mujer. Publicó muchas frases dedicadas a este fin, teñidas por su gran pasión: la moda. “La moda pasa, pero el estilo permanece”; “Si estás triste, ponte más labial y ataca”; “La belleza comienza en el momento en que decides ser tú misma”; “No es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa, es la clase”, son algunas de sus más celebres.
Un 19 de agosto nacía esta estrella, que sentó las bases de muchas de las ideas modernas acerca de la igualdad, la autenticidad, la perseverancia y el trabajo duro.
