Cuando llega Madonna a un lugar nunca puede esconderse, ni siquiera llevando un velo de encaje que la cubría de pies a cabeza. La reina del pop fue asaltada por el público de la moda, habitualmente tibio, pero en el desfile de Dolce & Gabbana este sábado todo fue explosión.
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Es bien sabido que Miss Ciccone y los dos diseñadores son grandes amigos, tanto es así que la diva celebró su cumpleaños número 66 en Portofino como invitada de Villa Olivetta, y para sus vacaciones de verano en Italia solo usó sus prendas, pero nunca había asistido a un desfile en el Metropol, el antiguo cine de Viale Piave que es la sede de la marca y donde se realizan sus desfiles en Milán.
Y si los cientos de jovencitos que se agolpaban en la calle esperaban sobre todo a otra cantante coreana desconocida para los mayores de 20 años, el público del Metropol se emocionó con la llegada de la estrella del pop que, como una auténtica diva, se hizo esperar hasta el último minuto. Los rumores sobre su llegada a Milán comenzaron a correr anoche de un desfile a otro, pero la pista clave vino de Tik Tok, donde la diva - evidentemente vestida de Dolce & Gabbana - saludó a Milán.
Con la cabeza y el rostro cubiertos de encaje negro y rematado con una tiara dorada, Madonna no pasó desapercibida y todos se levantaron cuando ella entró en la sala, y luego intentaron acercarse a ella al final del espectáculo, después de que Stefano y Domenico bajaran de la pasarela para besarla y abrazarla.
Madonna, estrella de primera fila
Rodeada de guardaespaldas, la última verdadera diva, como era de esperar, permaneció inaccesible. Un glamour absoluto que Dolce& Gabbana también celebraron sobre la pasarela, con su colección para el próximo verano, dedicada -dicen- a las divas fuertes de su “ambición rubia”, desde Marilyn hasta Madonna.
Desde una larga y espectacular escalera que parece salida de una película de los años 50, descienden divas rubias y de pelo rizado, como estrellas del pop de los años 90. Corría la época de la gira Blond Ambition, cuando lucía el famoso corsé con pechos puntiagudos creado para ella por Jean Paul Gaultier.
El año siguiente fue el año del primer encuentro con los entonces casi debutantes Domenico Dolce y Stefano Gabbana.
“Madonna siempre ha sido un icono nuestro. También gracias a ella - dicen Stefano y Domenico - muchas cosas han cambiado en nuestras vidas”.
Corría el año 1991 cuando la ya muy famosa cantante optó por lucir uno de sus corpiños tachonados de piedras y cristales de colores en Nueva York con motivo del estreno de la película “A la cama con Madonna”.
Solo pasó un año y Dolce & Gabbana diseñaron el vestuario para la gira del álbum “Erótica”. Esa misma carga sensual está presente en la colección que hoy desfila ante la diva a la que está dedicada: los sujetadores cónicos que acompañan cada prenda parecen hechos para ella, desde el vestido bustier hasta la chaqueta que solo lleva con ligas, desde los bodys cruzados con nervaduras doradas o amenizados por flecos brillantes sobre las gabardinas de charol.
Un himno a la seducción italiana - interpretado por Madonna en las campañas 2010/2011 de la maison diseñada por Steven Klein, donde se vistió como una Anna Magnani moderna - compuesto por hilos, encajes y corchetes, chaquetas de corte anatómico y detalles de corsetería, vestidos de crepé cosidos al cuerpo, sandalias de tacón, estolas de pelo sintético y orejeras.
Pero sobre todo una dedicatoria a la reina del pop: súpermodelos como Vittoria Ceretti, Irina Shayk y María Carla Boscano desfilaron con el pelo peinado como ella lo lucía, pero con su corona dorada, Madonna en la sala recuerda a todos que solo hay una reina.
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