En los últimos días, Camila Cabello estuvo viviendo lo que podría considerarse un auténtico cuento de hadas. Protagonista de Cinderella, una versión de Cenicienta moderna y latina que es también diseñadora de modas, celebró el estreno del filme con dos premieres, en Los Angeles y en Miami, y en ambas oportunidades se lució con estilismos tan mágicos como la historia de la princesa que pierde el zapato a medianoche.
Para el primer evento, en Hollywood, Camila eligió un vestido del diseñador dominicano Oscar de la Renta -un guiño a sus raíces latinas- que fusionó a la perfección el estilo romántico y delicado con un espíritu más rockero. Se trata de una pieza con cuello halter y corset semitransparente adornado con pedrería plateada con diseños inspirados en la naturaleza. En tanto, la falda voluminosa negra se destacó por su corte irregular, mucho más corta en el frente, y por los apliques de tul, también negro, en la terminación. En contraste con el elegante diseño, usó botas tipo bucaneras negras con plataforma escondida.
En tanto, el beauty look se inclinó hacia lo femenino y delicado: llevó make up con foco en la mirada, que incluyó un potente delineado cat eye y sombra plateada en los párpados. El resto, más sobrio, consistió en un impecable juego de sombras e iluminación en las mejillas y terminó con labial en tono nude.
El peinado es un tema aparte: llevó el cabello recogido y con efecto “wet”, con un par de mechones peinados con gel y en forma ondulada bien pegados a la piel, que se extendieron de la frente hasta el cuello. Completó el estilismo con accesorios a tono con el atuendo: aros y clutch plateado a puro brillo.
A continuación fue el turno de la presentación del filme en Miami, donde celebró junto a su familia y su novio, el cantante Shawn Mendes. En esa oportunidad eligió un equipo de Christian Siriano que también se destacó por el mix de estilos. Se trata de una megafalda de tul amarillo pastel, confeccionada a partir de retazos de tela con volados que otorgaron especial volumen a la prenda. Una vez más apostó a los contrastes y decidió combinar la principesca falda con un top de algodón blanco y sin mangas que dejó parte del vientre al descubierto.
Elegante, sumó a la apuesta joyas Bulgari: un collar plateado con doble cadena, un brazalete y anillos a juego y pequeños aros de argolla. En cuanto al beauty look, llevó la melena -que ahora luce con un corte bob- suelta y de nuevo apostó a un mechón ondulado pegado a la frente.
El make up, por su parte, enfatizó la colorimetría del outfit: llevó sombra en tonos grises y las “alitas” del delineado en un tono amarillo como el del vestido. Completó la original apuesta con bastante rubor y labios rosa.
Cabe destacar que los looks de la artista, que representan una ruptura con los típicos estilismos de red carpet, van en sintonía con el espíritu de la película, que da protagonismo a una Cenicienta moderna que tiene profesión: es diseñadora de vestidos y trabaja en su propio taller. Además, se aleja del prototipo de mujer rubia de ojos celestes: esta vez es morocha y tiene ojos marrones.
Si damos un paso más, podemos vincular esta intención de ruptura de los estereotipos con el mensaje que la propia actriz viene transmitiendo a través de sus redes sociales. Lejos de mostrarse “perfecta”, es una verdadera referente del body positive con sus respuestas a quienes la critican por su cuerpo y su actitud de aceptarse tal cual es.
Una auténtica princesa empoderada del siglo XXI.
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