Tener el cabello alisado sin usar calor extremo parece un sueño para muchas, pero en realidad es más fácil de lo que parece. Cada vez más personas se suman a métodos que cuidan la salud capilar, y entre ellos está una técnica casera que solo requiere un objeto cotidiano: una toalla.
No se trata de una receta mágica, sino de un proceso práctico y efectivo que se volvió popular en las redes por sus resultados sorprendentes.
El método consiste en alisar el pelo mojado con ayuda de una toalla de microfibra —clave para evitar la fricción y el encrespamiento— y un poco de paciencia. La técnica es ideal para quienes tienen ondas suaves o un leve volumen que buscan suavizar sin perder el movimiento natural.
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Después de lavar el cabello, en lugar de frotarlo como se hace habitualmente, se debe retirar el exceso de agua con pequeños toques suaves. Luego, el truco está en envolver el pelo cuidadosamente, sección por sección, estirándolo con la toalla como si se “plancharan” los mechones. Algunas personas eligen enrollarlos hacia abajo o fijarlos con clips para mantenerlos en esa posición mientras se secan.
El secreto del éxito está en la constancia y en dejar secar al aire libre sin manipular demasiado. Para mejores resultados, se recomienda usar un sérum o crema para peinar con efecto antifrizz antes de comenzar. También es importante evitar el uso de secador o planchita durante el proceso, ya que el objetivo es lograr un alisado sin calor.
Este método no lo deja al estilo “liso tabla”, pero sí reduce notablemente el volumen y el frizz, lo que logra un acabado suave, prolijo y con aspecto sano. Además, tiene la ventaja de ser económico, no requiere productos costosos y es ideal para cuidar el cabello teñido o dañado.
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Cada vez más mujeres eligen esta técnica por su simpleza y porque permite integrar el cuidado capilar a la rutina diaria sin esfuerzos extra. Sin dudas, es una forma de reconciliarse con la textura propia sin necesidad de recurrir siempre a herramientas agresivas.
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