ANGRY BIRDS
Después de la excelente Lego Movie, los Angry Birds llegan dispuestos a derribar el prejuicio de que nada bueno puede salir a la hora de adaptar un juego a una película. Básicamente, se propone divertir, y lo consigue.
Con todo el sarcasmo y los chistes que surgen de una situación jugosa, la del pájaro Red, escéptico y malhumorado, obligado a adaptarse a una comunidad naif y biempensante hasta la exasperación. Tanto, que abren los brazos a los cerdos verdes que los visitan, no precisamente con buenas intenciones.
Entonces habrá acción, aventuras, un guión disparatado, pero sobre todo mucho humor que hará reír con ganas a grandes –la versión original vale la pena- y chicos. La versión original, con las voces de Peter Dinklage y Sean Penn, vale la pena.
HIJOS NUESTROS
Hugo es un taxista cuervo, hincha de San Lorenzo, solitario y un poco gris, que devuelve la billetera a un chico que entrena con la camiseta de Vélez y -descubre Hugo-, tiene talento con la pelota. Así entabla una relación casi paternal con él y una amistad con su mamá.
Es el centro de esta comedia melancólica, chiquita, en la que la pasión del hincha es un elemento que juega con gracia en la pintura de personajes más bien torpes. La misma gracia que suman Carlos Portaluppi y Ana Katz.
TIEMPO MUERTO
La vida feliz de una pareja termina abrupta y trágicamente con la muerte de ella, pero eso es sólo principio. Lo que pareció un accidente esconde un secreto oscuro: la experiencia de ella con un tiempo muerto, la posibilidad de pasar un rato con un ser querido que ya no está.
La idea es interesante, pero este thriller psicológico, con un ritmo extraño, tiene problemas -de puesta, de guión- que impiden que uno se deje atrapar en su historia.
LOLO, EL HIJO DE MI NOVIA
La talentosa Julie Delpy -Antes del Amanecer- escribe, dirige y protagoniza esta comedia más negra de lo que parece sobre una parisina independiente pero sin suerte en el amor que conoce a un hombre.
Todo parece ir bien, pero el hijo de ella no está dispuesto a irse de casa ni a hacerle las cosas fáciles a la pareja. Como una Woody Allen francesa y con faldas, Delpy parlotea por las calles de París, exultante o al borde del colapso, perfecta en su rol de mujer cegada por el amor… de madre.
8 APELLIDOS CATALANES
Aunque con números más bajos, esta secuela de 8 Apellidos Vascos fue también un éxito comercial. Un fenómeno que, en parte, quizá haya que adjudicar a las catárticas ganas del público español de reírse de sus tensiones autonómicas. Pero la primera película, una comedia romántica de manual, tenía una frescura que aquí parece forzada.
La idea central de esta segunda parte es trasladar el mismo esquema argumental de la primera, cambiando la geografía: en lugar del país vasco la Cataluña independentista. Lo que resta es un hilvane de chistes sobre todos los estereotipos comarcales de la península ibérica, seguramente más divertidos para los españoles o los que conocen la actualidad de la madre patria.
Un enredo, en fin, que se las arregla menos para entretener que su antecesora y donde vuelve a destacar Karra Elejalde como el afectuoso y bestial padre de la chica –Clara Lago-, el protagonista, Dani Rovira, comediante solvente y la gran Rosa María Sardá, como la abuela catalana a la que le hacen creer que la independencia ya llegó.
45 AÑOS
Cuando Kate ultima detalles para celebrar su 45 aniversario de casamiento, recibe una carta, dirigida a su marido, que trae el recuerdo de un viejo y gran amor. Como una semilla que crece en silencio, esa irrupción del pasado cambia profundamente, pero sin que se note, la plácida vida de esta pareja de intelectuales ya mayores, que parece disfrutar de los pequeños placeres en la última etapa de la vida: la lectura, las caminatas por el campo, la compañía de un perro, una comida sabrosa, el amor.
Así se va produciendo una sutil, pero no menos devastadora, tormenta emocional que develará otras verdades. 45 años es la minimalista crónica de esa pequeña gran catástrofe, narrada con elegancia y pudor, aunque sin concesiones, sobre el rostro de la extraordinaria Charlotte Rampling, nominada al Oscar por este papel y la misteriosa presencia de Tom Courtenay. Uno de esos films en los que parece que no pasa nada cuando pasa de todo.
CAÍDA DEL CIELO
Bienvenida la cada vez más frecuente visita del cine argentino a la comedia romántica, que ha dado muy buenas películas en el último tiempo. Esta vez, la premisa es disparatada: a un sonidista solitario y deprimido –el sólido Peto Menahem, capaz de hacer comedia y drama con naturalidad- le cae en el patio la vecina de arriba, Muriel Santa Ana, como caída del cielo.
La mujer, ahora con magullones, es también es un bicho raro, lleno de manías y fobias, con ochentoso maquillaje y vestuario. Una amistad a tropezones irá creciendo entre estos dos solitarios. Los personajes sostienen, y elevan, una comedia que por momentos parece caer en la receta probada.
PALESTINOS GO HOME
Interesante acercamiento a los descendientes de palestinos arraigados en Argentina y Chile, este documental sigue a Maia, una joven argentina, en busca de sus raíces. Una buena elección de punto de vista a través de la cual, a ambos lados de la cordillera, se suman voces que retratan la vida lejos de ese país vulnerado.
Es también virtuosa la decisión de no meterse directamente con la política israelí para concentrarse en las historias de estos palestinos a la distancia, hijos y nietos pero también gente que, como los realizadores, se solidariza con la causa.
En ese compromiso está el principal problema de Palestinos Go Home: la falta de distancia con lo que se cuenta, desde la musicalización de las primeras tomas –incluida la presencia de Luis De Elía, poco simpática para muchos- al off cariñoso, admirativo, con que se describen imágenes, impiden que el interés surja naturalmente de lo que se ve, que el material conmueva por sí mismo. Con entrevistas enteras, de preguntas y respuestas, por momentos se acerca más a un programa periodístico de elogio de una causa, que a una película. De todas formas, un documento valioso de un tema poco visible.
HISTORIAS BREVES 12
Nuevo muestrario de los cortometrajes surgidos del concurso del INCAA, de cuyo estreno se cumplen veintiún años. Son ocho cortos, de distintas temáticas y enfoques, que demuestran pericia para filmar y fotografiar, en general mayor que la destreza para escribir y organizar un relato.
Es difícil sintetizar y concentrar una historia en 15 minutos sin precipitar desenlaces ni cambiar el ritmo sobre la marcha. Pero las búsquedas interesan: más delicadas y estéticas en Las nadadoras de Villa Rosa, antropológica, subyugante en La canoa de Ulises, dura, intimista y precisa en El Plan, bastante extremos como la crónica de la señora mayor que se queda sin luz en Nochebuena en El Inconveniente o sátiras negras como la que transcurre en el interior de un camión hidrante preparado para reprimir manifestantes (Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia). En definitiva, ocho historias breves que dejan la sensación de que hay una nueva y capaz generación de cineastas.