Sin dudas, no hay en la industria del cine un género que tenga una relación más estrecha que la que existe entre el suspenso y Alfred Hitchcock. Tan cercana que, es probable que no sea posible explicar a uno sin referirse al otro.
Hoy, se cumplen 35 años de la muerte del director británico, quién plantó los cimientos del género pero también elevó el techo del los films de misterio a niveles de genialidad que nunca pudieron ser superados. Es más, en muchos casos, ¡ni siquiera fueron igualados!
Nació el 13 de agosto de 1899 en Leytonstone, barrio de los suburbios de Londres, en años inmediatamente posteriores a la publicación de Sherlock Holmes y a los crímenes de Jack el Destripador (quizás ese entorno haya sido su primera influencia). Creció en una familia de comerciantes británicos, que vendían verduras y comestibles, que vivía con cierta comodidad aunque alejada de las preocupaciones artística.
William y Emma Hitchcok, en cambio, se esmeraron en inculcarles a sus hijos William Jr, Ellen y al pequeño Alfred la disciplina y el orden. De nene fue un buen estudiante luego, "Cocky", como lo llamaban sus compañeros, se fue convirtiendo en un adolescente propenso a las bromas y a cierta arrogancia (Cocky bien podría traducirse como “Gallito”).
En su condición de apasionado lector de Edgar A. Poe y de cinéfilo (admiraba a Chaplin, Buster Keaton, Douglas Fairbanks, Mary Pickford y a los directores David W. Griffith y Fritz Lang), se forjó su camino al éxito. Con 21 años, Hitchcock consiguió trabajo en la sede londinense de la compañía cinematográfica norteamericana "Famous Players-Lasky". Allí hizo una carrera ascendente y allí conoció a Alma Reville, quién no sólo fue su compañera de vida sino su socia en los rodajes. Alma pasó a la historia como "la esposa de" pero era una mujer de temperamento y gran conocimiento de la industria del cine.
Alfred y Alma se casaron en 1926, tuvieron una hija y se consolidaron en el ambiente del cine mudo británico. Superaron con éxito el paso al cine sonoro y lograron reconocimiento a lo largo de la década del ’30. Sin embargo, la fama llegó cuando se instalaron en Hollywood.
Justo antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la familia Hitchcock se mudó a Estados Unidos. Habían aceptado la oferta de David O. Selznick, uno de los más poderosos productores. La primera película en USA fue Rebeca (1940), uno de sus filmes más célebres, con el que obtuvo un Oscar para la protagonista, Joan Fontaine.
De allí en más, se sucedieron los éxitos y Hitchcock pasó de ser un extranjero más en la meca del cine a uno de los hombres más influyentes. Rodó más de 50 películas a lo largo de 6 décadas. Hizo traspirar a más de un ejecutivo de la industria (con sus desplantes y exigencias). Se enfrentó (en el mejor de los casos) o simplemente ignoró a algunos críticos de cine de su tiempo. Destacó los talentos de muchas de sus estrellas, desde Cary Grant y James Stewart hasta Henry Fonda, Gregory Peck y el joven Anthony Perkins, que se consagró con su interpretación de Norman Bates.
Merece un apartado especial la relación que tuvo con sus figuras femeninas: dirigió a Doris Day, Ingrid Bergman, Shirley McLaine, Kim Novak, Janet Leight y otras, pero algunas rubias más que musas fueron obsesiones. Allí aparecen de Grace Kelly (probablemente, su preferida), Vera Miles y Tippi Heddren, a quién logró prácticamente logró expulsar de Hollywood por no rendirse a sus presiones.
Lógicamente, semejante gigante patentó algunas de las reglas que aún hoy siguen vigentes en el séptimo arte. Y, aunque parezca mentira, la Academia del Cine nunca le concedió un Oscar como director. Recibió, casi como compensación, un Oscar Honorífico en 1968. Sir Alfred Hitchcock no parecía inmutarse con la indiferencia de los ejecutivos norteamericanos. De hecho, siempre les recordaba que "Incluso mis fracasos han hecho dinero y se han hecho clásicos un año después de rodarlos”.
Podría sonar arrogante, pero nadie como él estaba habilitado para una afirmación tan rotunda. Es que su "apellido es sinónimo de cine" y su romance con el público, al que hizo correr más de una gota fría de miedo, no tiene fecha de vencimiento. A propósito de su vigencia va aquí un lista con los 10 imprescindibles de su filmografía. Sí, ideal para volver a ver o para el primer encuentro con el "Maestro del Suspenso"
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