El clima en Aerolíneas Argentinas ya no es el de los primeros días de diciembre. Isela Costantini y Gustavo Lopetegui, coordinador de políticas públicas de Jefatura de Gabinete y exCEO de LAN Argentina, protagonizan una dura interna sobre cómo realizar el ajuste en Aerolíneas Argentinas.
Discusiones de alto voltaje y amagues de renuncia de parte de Costantini son parte de este enfrentamiento que llegó hasta la Casa Rosada. Los cinco gremios aeronáuticos, preocupados por lo que viene, están nerviosos y ya planean medidas de acción para mostrar que no quieren recortes de gastos.
Aerolíneas tiene 12.300 empleados y rutas que no son rentables. Costantini dio los primeros pasos de su plan de acción para 2016: bajó el vuelo Buenos Aires-Brasilia ("era para la clase política, no es negocio", dicen dentro de Aerolíneas) y la conexión Comodoro Rivadavia - Rio Gallegos del llamado corredor petrolero que llega hasta Mendoza, sin pasar por Buenos Aires.
LAS CLAVES DE LA INTERNA
La primera gran discusión entre Costantini y Lopetegui fue hace una semana, el viernes pasado, cuando presentó su plan para este año. El Gobierno no quiere destinar más de 300 millones de dólares en subsidios para Aerolíneas para 2016 y hasta ahora la ejecutiva bajó gastos a 400 millones de dólares. Esos 100 millones de dólares de diferencia es uno de los puntos de fricción.
"No me voy a cortar un brazo. No me voy a quemar", fue una de las frases que habría dicho Costantini a Lopetegui, quien por su pasado en la industria aerocomercial, se ocupa directamente del caso Aerolíneas.
Lopetegui quiere un ajuste más importante, según contaron a TN.com.ar distintas fuentes de Aerolíneas. Quiere desprogramar los siete aviones A340, heredados de la anterior gestión, caros y deficitarios para operar. En su tiempo como máximo ejecutivo de LAN, hizo lo mismo con los A340. Costantini no quiere ser la cara del ajuste y no le gusta la sobreexposición pública que está teniendo.
Costantini planteó una desprogramación gradual a partir de 2017 ya que quitarlos de la operación implicaría dejar a unos 500 empleados en la calle, según Franco Rinaldi, especialista del sector aeronáutico y autor del libro "Aerolíneas Argentinas, 2000 días de pérdidas".
La otra discusión que tuvo Costantini fue el jueves con Juan Manuel Gallo, subsecretario de Coordinación Administrativa del ministerio de Transporte, en los hechos, el encargado de los números. Esa misma noche, los rumores de renuncia, tuvieron que ser desmentidos a TN.com.ar por la vocera de Aerolíneas y hasta por la Casa Rosada. Fuentes cercanas a la ejecutiva dicen que se fue muy disgustada porque le confirmaron que no habrá fondos extras para su gestión.
"No quiere ser la cara del ajuste y no le gusta la sobreexposición pública que está teniendo", le dijo a TN.com.ar un alto ejecutivo de Aerolíneas. El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, fue quien la convenció de asumir el desafío. La respalda pero tampoco quiere un conflicto con Lopetegui.
Costantini busca, en algún punto, emular a su antecesor Mariano Recalde, y construir una relación más directa con el Poder Ejecutivo. Está a la espera de una reunión cara a cara con Mauricio Macri para explicarle su plan de negocios con un ajuste más gradual para no desatar un conflicto social con pasajeros varados en los aeropuertos.
Los gremios aeronáuticos, que ya son conscientes de lo que pasa, no ocultan su tensión, especialmente los pilotos de Aerolíneas, nucleados en APLA. Ya le pidieron al director de Recursos Humanos, Claudio Maggi, abrir las paritarias -vencen recién en septiembre- o la entrega de un bono para compensar el alza de la inflación entre noviembre y febrero. Dentro del sindicato, el más aguerrido de todos, algunos planean una medida de fuerza para los próximos días para dar el verdadero mensaje: no al ajuste que parece inevitable.