El ministro de Hacienda de Brasil, Joaquim Levy, renunció a su cargo tras los fuertes cuestionamientos tantos desde la opinión pública como del mismo partido de gobierno por el ortodoxo ajuste fiscal encarado para regresar a la senda del crecimiento. Su lugar será ocupado por Nelson Barbosa, el ministro de Planeamiento, lo que es interpretado por los medios brasileños como una vuelta al desarrollismo.
Desde hacía varios días que Levy era muy criticado. Debido a la muy débil situación política de la presidenta Dilma Rousseff, con la amenaza del juicio político, no pudo sostenerse en el cargo.
El paquete de ajuste fiscal pasó a duras penas por el congreso brasileño con la promesa de que era la medida necesaria para volver a crecer. El consumo cayó a niveles inéditos, el desempleo y la inflación volvieron a los dos dígitos.
Tras diez años de crecimiento y reposicionamiento como la octava economía del mundo, la desesperanza volvió a Brasil. Se espera para este año una caída de 3,5% del PBI y de otro 1,5% en 2016.
La crisis política, cada vez más grave, que atraviesa Rousseff a partir del escándalo de corrupción con Petrobras no hizo más que empeorar la situación.
