El Gobierno sigue buscando caminos para empezar a mover los “dólares del colchón”. Aunque los anuncios formales se postergaron, las pistas sobre los planes oficiales siguen apareciendo. Entre los privados hay entusiasmo, pero también dudas sobre la puesta en marcha.
Tras una reunión con directivos de Ford, el ministro Luis Caputo publicó en X: “Hablamos también de lo próximo que se viene, la remonetización en dólares y cómo ser más competitivos. Todo el que venda en cuotas en dólares va a tener un salto importante en su demanda“.
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Según pudo saber TN, los vehículos que produce la automotriz hoy no se financian en moneda dura. No obstante, reconocen que es una más de las iniciativas que el Gobierno plantea para el futuro.
Fuentes oficiales recalcaron que hoy ya se compran bienes en cuotas en dólares. Uno de los ejemplos que está funcionando bajo ese esquema son las cuotas que ofrece la plataforma Despegar a los clientes que quieran comprar paquetes turísticos en moneda extranjera.

La compañía brinda la posibilidad de cuotificar el costo en hasta tres pagos. Al momento de cada vencimiento, el cliente puede decidir si cancelar con débito en su cuenta (Debin), tarjeta de débito o de crédito.
Precisamente, según pudo reconstruir TN, el Debin en dólares es la clave del esquema que está pensando el Gobierno y que el sector financiero puede poner en marcha fácilmente.
Así lo explicaron en una entidad bancaria en la que ya están trabajando para ofrecer esta alternativa cuanto antes: “Es un Debin programado sobre la cuenta en dólares del cliente, no pasa por ninguna tarjeta. Así, el riesgo lo asume el comercio y no el banco. Es una promesa de pago del cliente y funciona como una transferencia programada: si la persona no tiene plata en cuenta, no sale el Debin".
La adhesión de los comercios, como sucedió en el caso de los pagos en dólares con tarjeta de débito, será clave. Si los negocios están interesados en hacer ventas en moneda extranjera y en cuotas, entonces impulsarán al sistema financiero a ofrecer cada vez más soluciones de pago. Si se da el caso contrario, las operaciones serán marginales.
Tarjeta de crédito, lejos
La Argentina es uno de los países con mayor adopción del pago en cuotas con tarjeta de crédito. Años de alta inflación educaron al consumidor local en la conveniencia de esa opción.
Por eso, cuando se habla de cuotas, la tarjeta aparece como sinónimo. En el Gobierno aseguran que ya están dadas las posibilidades técnicas para que los bancos ofrezcan el pago en cuotas en dólares al pagar con esos plásticos. Las marcas coinciden en ese punto.

“Cuando habilitamos nuestra red para que hubiera transacciones bimonetarias en la Argentina, en septiembre de 2024, la dejamos lista para operar con cualquier producto (débito, crédito y prepago, y tanto en un pago como en cuotas). Hay que entender en qué estadio está el resto del ecosistema (adquirentes, procesadores y emisores). En síntesis, nosotros ya estamos preparados“, afirmaron en Visa.
Por su parte, en Mastercard apuntaron: “Ya tenemos preparado el flujo de pagos en dólares con tarjetas de crédito para habilitar su uso, tan pronto los organismos reguladores autoricen la operatoria. En la práctica, para que comience a funcionar, también será necesario que los distintos jugadores del ecosistema adecúen sus procesos, tal como sucedió cuando se habilitaron los pagos en dólares con tarjeta de débito”.
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Otra empresa del sector también consideró que falta un marco legal más concreto: “Para ponerlo en producción hay que hacer desarrollos que ya están medidos y analizados, pero faltan temas regulatorios”.
Por el contrario, desde el Gobierno aseguran que no es necesaria ninguna modificación normativa. En febrero de este año, el Banco Central autorizó a las entidades financieras a colocar bonos en el mercado o tomar préstamos en dólares y usar esos fondos para dar crédito en moneda estadounidense a clientes que no integren la cadena exportadora.

En el equipo económico entienden que ese andamiaje legal alcanza para que los bancos den préstamos en dólares con tarjeta a cualquier cliente, incluso, aquellos que tienen ingresos en pesos. La sensación en las entidades es opuesta: no quieren asumir el riesgo crédito en dólares, no le ven incentivos a hacerlo y les resulta poco clara la normativa actual sobre el crédito en dólares a individuos y empresas que no los generan.
A diferencia de la colocación de las líneas prendarias, hipotecarias o comerciales, la tarjeta de crédito funciona como una financiación preaprobada. Por lo tanto, el banco no sabría -más allá del límite que tiene cada cliente- quién va a tomar el crédito, cuándo y por cuánto.
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Por eso, si las entidades quisieran habilitar los pagos en cuotas con plásticos, tendrían que estimar un porcentaje del universo potencial de préstamos para fondearlos sin recurrir a los depósitos del sector privado. Por el momento, parece difícil que el sistema bancario avance en ese sentido.
Los antecedentes no ayudan, ya que el lanzamiento de los pagos en dólares con débito tuvo una performance muy discreta desde que arrancó, a fines de febrero: hubo pocas operaciones y muy concentradas en el rubro turístico. En cualquier caso, el sector financiero señala que espera mayores precisiones normativas y, también, ver cuánto interés tienen los comerciantes en sumar una alternativa más a sus cobranzas.