La disciplina fiscal, los anuncios monetarios y la supuesta disponibilidad de los dólares para pagar la deuda en el próximo año y medio no terminan de convencer a los inversores. Un termómetro de esa incertidumbre es el riesgo país, que terminó la semana otra vez por encima de los 1600 puntos.
Es que pese a las prolijas intenciones fiscalistas del Gobierno, el mercado pone en duda la ejecución y la capacidad de llevar adelante alguna de las banderas de la administración libertaria. Son cinco los frentes que todavía generan incertidumbre.
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1. Reservas y pagos de deuda
Las cuentas externas son la mayor preocupación de los analistas, especialmente luego de los saldos negativos que el BCRA tuvo por su participación en el mercado oficial en junio y julio. A eso, además, se sumó la decisión de intervenir con dólares en las cotizaciones financieras, lo que reduce al 30% la acumulación de reservas.
“Persisten dudas respecto de si el flujo de entrada de dólares por el balance comercial será suficiente para afrontar el flujo de salida (Bopreales, resto de la deuda en dólares)”, sostuvo la consultora LCG.
Y argumentó: “El saldo de dólares, aun siendo positivo a partir de agosto o septiembre luego de meses de déficit en la cuenta comercial energética, se sustenta muy fuertemente por la alicaída actividad económica. Si se evidenciara un deseado repunte en los próximos meses, las importaciones comenzarían a salir de su letargo (hoy realmente están un mínimo) y habría más tensiones sobre las cuentas en dólares”.
Desde el exterior, la caída del precio de la soja -uno de los pilares del comercio exterior- tampoco colabora con la tranquilidad. “En primer lugar, baja el techo a exportaciones y, por lo tanto, compromete la acumulación de reservas. En simultáneo, la debilidad del valor internacional quita incentivos para que los productores liquiden”, apuntó GMA Capital.
2. Dólar atrasado
El consenso del mercado es que el dólar oficial está atrasado, ya que el Gobierno mantiene su ritmo de suba al 2% mensual aunque la inflación fue mucho mayor. Para GMA, la continuidad de esa política significa una inevitable apreciación del tipo de cambio real, que reduce el incentivo a liquidar por parte de exportadores.
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Esa situación, que disminuye la oferta de divisas, se combina con la anunciada baja del impuesto PAIS, que aumentaría la demanda importadora (especialmente si no se da al mismo tiempo una corrección del tipo de cambio), y con la menor capacidad del BCRA de retener los dólares que compra, dada la nueva política de intervención.
3. Disciplina fiscal: ¿es sostenible?
El ancla fiscal del plan económico es una de las aristas más sólidas. Sin embargo, en LCG mencionaron que hay tres dudas en ese frente:
- ¿Cómo se están registrando los compromisos de pagos -a Cammesa, por ejemplo- o de capitalización de deuda?
- ¿Cuán sostenible es el ahorro de algunas partidas, como el gasto previsional, en obra pública y universidades?
- ¿Cómo se compensará a futuro la ausencia de recaudación del impuesto PAIS?
Un reporte de Grupo SBS coincidió: “Si bien la dinámica de los resultados sigue evidenciando la voluntad del gobierno de sanear cuentas públicas, seguimos a la espera de una mejora en la calidad del ajuste que permita pensar en una consolidación sostenible en el tiempo”.
En esa línea, el informe también destacó el aporte extraordinario del impuesto PAIS por el lado de los ingresos e indicó que todavía resta trabajo por hacer para pensar en la sostenibilidad del saneamiento fiscal. “Decimos esto porque casi un tercio de la mejora obedece a licuación de jubilaciones a la vez que la caída en subsidios, si bien implicó algunas quitas, también obedece a demoras en pagos en medio de la transición energética”, puntualizó.
4. El regreso al mercado se ve lejos
Relacionado con un riesgo país que no cede, hay cada vez más dudas sobre la posibilidad del Gobierno de emitir deuda en el mercado financiero y renovar así los exigentes vencimientos del año que viene. Para GMA, los 1600 puntos del indicador que elabora JP Morgan son sinónimo de que el acceso al financiamiento privado todavía es prohibitivo.
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El equipo económico trató de disipar las dudas anunciando que tiene cerrado un préstamo con bancos internacionales y que podrá comprar las divisas que le falten con el superávit fiscal. Si bien los trascendidos fueron bien recibidos, las dudas todavía están lejos de desaparecer.
5. El nuevo acuerdo con el FMI
Con vencimientos que en 2025 ya no tendrán ningún desembolso asociado, la relación entre la Argentina y el FMI parece destinada a pactar un nuevo acuerdo. El ministro Luis Caputo aseguró que confía en poder cerrar un entendimiento antes de fin de año, pero desde el organismo multilateral no dan pista alguna.
“Creemos que el paso previo a acordar con el board es ‘hacer los deberes’. ¿Qué significa? Probablemente repetir el modus operandi de Etiopía, que esta semana cerró un programa con Washington por US$3400 millones que hizo que esta nación evitara un default”, sostuvieron en GMA Capital.
La consultora detalló que antes del acuerdo, el organismo le pidió al país africano liberar el tipo de cambio, eliminar el financiamiento monetario al Tesoro y la represión financiera, restaurar la sostenibilidad de la deuda y fortalecer las posiciones financieras de empresas estatales. “Nuestro país ya hizo buena parte de esa tarea. Ahora le queda la labor más compleja, que se relaciona con desmontar las restricciones cambiarias y controles de capitales”, cerraron los analistas de GMA.