Hace pocos días, el presidente Javier Milei anunció en cadena nacional que la Argentina había alcanzado superávit fiscal y financiero en los primeros tres meses del año. La noticia fue bien recibida por el mercado, que ya lo descontaba, pero algunos analistas empiezan a alertar sobre la sustentabilidad de esos logros.
El principal punto flojo del planteo es que la licuación del gasto hizo un fuerte aporte que ya no estará presente si las variables macroeconómicas se ordenan. “La mejora fiscal está amenazada por la baja de la inflación”, sentenció Consultatio en un informe en el que explicó que buena parte del ajuste dependió de factores transitorios.
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“La sobrereacción del tipo de cambio oficial dio lugar a un fuerte salto de los tributos relacionados al comercio exterior que ya no se repetirá”, señaló. “Y los ingresos del impuesto PAIS sobre la emisión del Bopreal serie 2 y 3 tampoco son recurrentes”, añadió.
“La historia del gasto es aún más reveladora. Durante el primer trimestre el gasto primario se contrajo 35% contra igual período de 2023 en términos reales, pero esta fuerte reducción respondió principalmente al efecto licuación. Las jubilaciones y pensiones explicaron por sí solas un 38% de la caída del gasto primario y un 40% de la mejoría del resultado financiero. Con la indexación a partir de este mes, ya no se podrá contar con este efecto”, puntualizó Consultatio.
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Los economistas de Ecolatina también plantearon su preocupación: “Pese a mostrar un superávit financiero en el primer trimestre luego de 14 años en rojo, las características del ajuste implementado sobre el gasto, la dinámica que podría adoptar la recaudación en un contexto recesivo y la indexación de las partidas previsionales siembran incertidumbre sobre la sostenibilidad (tanto social como política) de la estrategia a lo largo del año”, dijeron, y sumaron que la recesión afectará los ingresos ligados a la actividad, así como la eventual salida del cepo cambiario hará desaparecer la contribución del impuesto PAIS.
Reforma fiscal: la clave para mantener el superávit
Con el ancla fiscal es un mandato innegociable y una inflación que estaría bajando más rápido de lo esperado -el oficialismo prevé un registro debajo al 10% en abril- los analistas de Consultatio dijeron que el equipo económico “se verá forzado a realizar ajustes a su programa” para que dependa menos de la licuación y tenga una mayor previsibilidad de los recortes y de los ingresos. Es por eso que será clave la aprobación de la reforma fiscal que el Congreso empezará a debatir este lunes.
Los analistas de Outlier se expresaron en la misma sintonía y consideraron que “es innegable que hay un alto componente de licuación, acumulación de deudas no registradas y no ejecución de obra pública” en el ajuste del gasto en el primer trimestre de este año.
Por eso, propusieron que el Gobierno se esfuerce en hacer recortes explícitos para que el programa fiscal sea más sustentable. “Algo de esto estamos viendo por el lado de los subsidios económicos (aumentos de tarifas) y será clave también en dicho sentido el paquete fiscal que trae ingresos tributarios (impuesto a las ganancias) e ingresos extraordinarios (blanqueo, moratoria y pago adelantado de bienes personales)”, señalaron.