Inflación y recuperación más lenta. Los dos términos, ya bien conocidos en la Argentina, sorprendieron a otros países desde que inició la pandemia. Ese es el foco de las nuevas estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que espera mayores complicaciones en América Latina y otras regiones emergentes.
El crecimiento global de la economía, proyecta el FMI, será de, 4,4% en 2022, 0,5 puntos menos que lo que estimaba en el anterior reporte, de octubre de 2021. Es la información que da el World Economic Outlook (WEO) que elabora el organismo multilateral.
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Al contrario de lo que sucedió con la mayoría de los países, el FMI mejoró su perspectiva de crecimiento para la Argentina. Tanto para 2022 como para 2023, el organismo subió medio punto sus perspectivas. Según el organismo, la economía aumentará 3% en 2022 y 2,5% el año que viene.
Las grandes economías crecerán menos
El Fondo revisó a la baja, además, sus cálculos para Estados Unidos (-1,2 puntos porcentuales) y para China (-0,8 puntos porcentuales). El organismo está preocupado por el avance de las nuevas variantes del Covid-19 y el impacto que pueden tener en las economías.
“Se espera que la inflación elevada persista por más tiempo de lo previsto en el informe WEO de octubre. También habrá disrupciones en la cadena de suministro y precios altos para la energía”, detalla el informe.
“La inflación debería disminuir gradualmente a medida que se reduzcan los desequilibrios entre la oferta y la demanda en 2022 y la política monetaria en las principales economías responde”, añade.
En 2023, el crecimiento global será del 3,8%, según el Fondo. Es una proyección al alza por 0,2 puntos porcentuales con respecto al WEO de octubre de 2021. Refleja una mejora luego de que los factores que complican al crecimiento se disipen.
El riesgo de los países emergentes
A medida que las economías más desarrolladas elevan las tasas oficiales, apuntó el FMI, “pueden surgir riesgos para la estabilidad financiera y los flujos de capital, las monedas y las posiciones fiscales de las economías de mercados emergentes y en desarrollo”.
Cuando suben las tasas en Estados Unidos, por ejemplo, los países emergentes como la Argentina sufren más porque los bonos norteamericanos comienzan a ser más atractivos (y menos riesgosos, claro).
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El FMI advirtió que esta suba de tasas podría impactar especialmente en los países emergentes “dado que los niveles de deuda han aumentado significativamente en los últimos dos años”.
El organismo liderado por Kristalina Georgieva señala otros riesgos globales: las tensiones geopolíticas y la emergencia climática. “La probabilidad de grandes desastres naturales sigue siendo elevada”, advierte.
El crecimiento en los países latinoamericanos y caribeños será del 2,4% en 2022, 0,6 puntos porcentuales menos que el informe anterior. Brasil crecerá apenas 0,3% y México, un 2,8% (ambos países, -1,2 puntos menos que en las anteriores proyecciones).
Así, la economía argentina tiene mejores perspectivas que Brasil y México para este año. Además, en 2022, la estimación local está por encima del crecimiento esperado en el conjunto de las economías latinoamericanas.
La preocupación por la variante Ómicron
El FMI incorpora en sus proyecciones efectos de restricciones de movilidad, cierres de fronteras y el impacto en la salud por la variante Ómicron.
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El impacto “varía según el país dependiendo de la susceptibilidad de la población, la severidad de las restricciones de movilidad, el impacto esperado de contagios en la oferta laboral, y la importancia de los sectores intensivos en contacto”, puntualiza.
Se espera que estos impedimentos pesen sobre el crecimiento en el primer trimestre de 2022. El impacto negativo debería desvanecerse a partir del segundo trimestre, proyecta, siempre suponiendo que los contagios por Ómicron vayan bajando y el virus no mute en nuevas variantes.