En la calurosa Nueva York se definirá este domingo la temporada de Grand Slams con un capítulo que ya está marcado en la historia del tenis: Carlos Alcaraz y Jannik Sinner se enfrentarán en la final del US Open. Será la tercera definición consecutiva entre ambos en un “major” y mucho más que un título estará en juego: el número uno del mundo y la supremacía de una rivalidad que ya se instala como la heredera del legendario “Big 3”.
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El partido comenzará a las 15.00 (hora argentina) y se transmitirá por TV a través de ESPN y su plataforma en streaming, Disney+.

A sus 22 y 24 años, respectivamente, el español y el italiano han monopolizado por completo el circuito grande en 2024 y 2025. Ningún otro jugador pudo levantar un trofeo de Grand Slam en este período, en una muestra de autoridad que remite inevitablemente a la era dorada de Federer, Nadal y Djokovic. Con un agregado inédito: nunca antes, desde el inicio de la Era Abierta en 1968, dos tenistas habían disputado tres finales de Grand Slam en una misma temporada.
La estadística le da todavía una mínima ventaja a Alcaraz, dueño de cinco coronas grandes, una más que su rival. Pero la final del domingo puede igualar las vitrinas o ampliar la diferencia, en un duelo que también repartirá el liderazgo del ranking ATP. Sinner llega como número uno desde junio, pero el murciano tiene la chance de destronarlo en el escenario más grande de todos.

El contexto le suma además un condimento político: la presencia de Donald Trump en la tribuna principal. El republicano será el primer presidente estadounidense en ejercicio en asistir a una final en Flushing Meadows desde Bill Clinton en 2000. Todo bajo la mirada del planeta tenis, que sigue fascinado con la batalla de dos jóvenes que ya no son promesas sino realidades absolutas.
La temporada de Sinner ha sido, pese a todo, extraordinaria. Campeón en Australia, finalista en Roland Garros, monarca en Wimbledon y ahora en busca de un cuarto trofeo, el italiano podría cerrar uno de los años más dominantes de la historia. Ni siquiera la suspensión de tres meses en 2024 por un positivo en controles antidopaje logró frenar su ascenso. En esta edición del US Open llegó a la definición con una racha de 26 victorias seguidas en Grand Slams jugados sobre superficie rápida.

Alcaraz, por su parte, aterriza en la final con números sensacionales: ocho torneos consecutivos alcanzando definiciones, sin ceder un solo set en Nueva York. El español mejoró su tenis a un punto de consistencia que le permite combinar la explosividad de siempre con una regularidad que lo hace casi imbatible. Su camino en Flushing Meadows recuerda al Federer de hace una década, el último en llegar a la final del US Open sin perder un set.
Más allá de las estadísticas, la relación entre ambos también aporta un toque especial a la rivalidad. Se respetan, se empujan al límite y hasta coincidieron en un restaurante italiano durante este torneo. “No sería raro que algún día fuéramos a cenar juntos, pero esta vez fue pura casualidad”, explicó Alcaraz entre risas. Sinner, por su parte, reconoció: “Es alguien que me lleva al máximo, y eso es lo que necesita el deporte”.

El telón está listo. Alcaraz y Sinner, “demasiado buenos” según las propias palabras de Djokovic, volverán a chocar en la pista Arthur Ashe para definir quién se queda con el último Grand Slam del año. Entre el número uno, el prestigio y la narrativa de una rivalidad que apenas comienza, la final del US Open se perfila como un partido llamado a quedar grabado en los libros grandes de este deporte.