Tras la renuncia de Mario Ledesma como entrenador de Los Pumas, las miradas de todos se dirigieron al Hemisferio Norte para buscar a su sucesor. Pero la UAR amplió su visión, apuntó para el Hemisferio Sur y eligió a Michael Cheika, a quien solamente le resta la firma para ponerse al frente del seleccionado nacional de rugby.
También se podría decir que la Unión miró para adentro, ya que el australiano es un viejo conocido de la casa con pasado reciente dentro del staff de Ledesma, del que formó parte en 2020 y 2021.
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Este 31 de marzo, la Unión Argentina de Rugby cambiará de presidente: se irá Marcelo Rodríguez y asumirá Gabriel Travaglini, pero la elección se tomó antes de esa fecha dando a entender que la línea de gobierno será la misma. Y que, por supuesto, la comisión entrante está de acuerdo con el nombre seleccionado.
Cheika no llegará solo. La idea es incorporar a Felipe Contepomi a su cuerpo técnico, quien podría pasar a ser el entrenador principal tras el Mundial de Francia 2023. También suenan como laderos Mauro Reggiardo y Germán Fernández.
El contexto
Ledesma se fue luego de cuatro años al mando que fueron entre Mundiales (2018-2022), al igual que pasó con Santiago Phelan (2007-2013) y Daniel Hourcade (2013-2018). Este dato habla de lo difícil que se puso para un head coach argentino completar un ciclo mundialista, ya que los tres lo empezaron y terminaron dos años antes de la RWC.
Sabiendo esto, la UAR le ofrece a Cheika un contrato por dos años, con el objetivo de hacer una buena preparación para la próxima Rugby World Cup, en la que Los Pumas deberán enfrentar a Inglaterra, Japón, Samoa y Estados Unidos o Chile.
En los papeles, Argentina debería pasar de ronda, pero en los últimos dos Mundiales los japoneses fueron la revelación y nadie en la UAR quiere que eso ocurra otra vez. Pero si el deseo falla, el vínculo con Cheika habrá finalizado y el sucesor tendrá cuatro años para trabajar pensando en la revancha.
Hola, mi nombre es Michael
Los pergaminos del australiano son amplios al frente de equipos, ya que dirigió al Petrarca Rugby (Italia), Randwick (Australia), Leinster (Irlanda, donde fue campeón de la Liga Celta 2008 y de Europa en 2009), Stade Français (Francia) y Waratahs (Australia, con el que logró el Super Rugby en 2014), y en la actualidad es el director de rugby del NEC Green Rockets (Japón).
Además, fue head coach de los Wallabies entre 2014 y 2019, con los que llegó a la final del Mundial 2015 (perdieron ante Nueva Zelanda), ganó el Rugby Championship de ese año y fue elegido mejor entrenador del mundo en esa temporada. Tras perder en cuartos de final de la Copa del Mundo 2019 ante Inglaterra, Cheika dejó el cargo.
Su relación con el rugby argentino empezó cuando entrenó a Felipe Contepomi en Leinster, con el que llegó a la cima de Europa y a quien llevó al Stade Français cuando se mudó a París.
Allí conoció a Ledesma, que era coach de forwards. Su vínculo se hizo muy estrecho: Mario acompañó a Michael a los Waratahs y después al seleccionado de Australia. Y el Bocha le devolvió la gentileza cuando lo sumó a su staff en el equipo argentino.
Estamos motivados
Una de las principales características de Cheika es la motivación. Su punto fuerte es el liderazgo y lleva adelante sus grupos con un carácter fuerte y frontal.
Dentro del campo le gusta ser igual: directo, dominador. Sabe qué busca y se lo transmite a los jugadores, siempre anteponiendo las virtudes de su equipo por sobre las debilidades del rival. Se preocupa por lo suyo primero, con la premisa de ser dueño del juego, en lo físico y en lo psicológico.
“Michael tiene una visión innovadora y súper creativa, distinta a la de muchos entrenadores con los que me pude cruzar. Y siempre le gustó mucho el rugby argentino”, reveló Ledesma hace un tiempo.
“No es ningún secreto que yo soy un gran admirador del jugador argentino y del rugby de aquí en general”, se confesó el propio Cheika en 2015 con La Nación.
Sin embargo, el nombramiento del tercer entrenador extranjero de Los Pumas (detrás del sudafricano Izaak van Heerden en 1965 y del neocelandés Alex Wyllie en 1999) no deja de estar rodeado de preguntas, de incógnitas, de “rosca”.
¿Qué rol ocupará Felipe en el staff? ¿Podrá la UAR pagar su contrato en una época de vacas flacas? ¿Fue una demostración de poder de los dirigentes frente a los jugadores, quienes preferían a Gonzalo Quesada?
