Michael Phelps se ganó un lugar en el Olimpo del deporte como el máximo ganador de la historia de los Juegos Olímpicos. El exnadador estadounidense, que cosechó 28 medallas a lo largo de su vida, también fue uno de los atletas que puso en el foco los problemas vinculados a la salud mental. Gracias a la ayuda de su esposa, pudo salir de un profundo pozo depresivo que lo llevó a pensar en quitarse la vida.
El ganador de 23 medallas doradas conoció a Nicole Johnson en los premios ESPY de 2007: en esa oportunidad, la joven surgía como una modelo con un futuro más que prometedor, mientras que el atleta prometía romper todos los récords en el evento mundial. Pronto, su novia se transformaría en Miss California y estuvo en el top 10 de las finales de Miss USA en 2010.
Leé también: Se clasificó a París 2024 y conmovió a un país con su llanto: el desahogo de vida de Fernanda Russo
La pareja se mantuvo con perfil bajo durante largos años hasta que, en 2015, decidieron comprometerse. Un año después, pasaron por el altar y celebraron su boda con tres ceremonias diferentes. Al mismo tiempo, tuvieron tres hijos y recientemente confirmaron a través de las redes sociales que hay un cuarto en camino.
En una oportunidad, Phelps se animó a contar los entretelones de su primera charla con la celebridad, que se graduó en Comunicación en la Universidad de Southern California.
La mujer que rescató a Michael Phelps: el día que se conocieron y la lucha vinculada a la salud mental
“Me acuerdo de que ella estaba trabajando para ESPN. Es gracioso, porque Nicole siempre cuenta que estaba en búsqueda de alguien diferente y de repente dijo ‘él me gusta mucho’. Tiene la teoría de que todo pasa por algo. Es absolutamente todo para mí. Tuve la suerte de encontrar a mi mejor amiga, alguien que me ha visto tanto en mis mejores días como en los peores y que nunca salió corriendo”, confesó el Tiburón de Baltimore.
Sin embargo, durante un largo tiempo, Johnson fue un pilar fundamental para el exdeportista en su lucha contra la ansiedad y la depresión. El norteamericano recién se animó a contar su condición en 2018, pese a que llevaba varios años sufriendo trastornos psicológicos: incluso, tuvo un parate prolongado después de los JJOO de Río 2016 en el que meditó la posibilidad de retirarse de la disciplina.
“No quería nadar más, ni siquiera quería vivir más. Entonces pensé en el suicidio. Nunca había estado tan mal, he estado encerrado en mi habitación durante tres o cinco días sin comer, apenas durmiendo, sin ganas de nada. Creo que hay que entender que está bien no estar bien”, sentenció Michael, que emprendió un largo proceso terapéutico con una profesional. De todas formas, reconoció que el rol de su esposa fue clave.
La mujer que rescató a Michael Phelps: el rol de Nicole en el día a día
“Me empecé a comunicar con ella. Eso fue muy importante porque sé cuándo entro en una etapa de encierro. Ese es un momento angustiante. Creo que tengo a la mejor persona del mundo a mi lado, es mi todo, mi cable a tierra y me ayuda todos los días”, aseguró el exnadador, que tuvo una recaída durante la pandemia de coronavirus pero que logró recuperarse nuevamente.
A su vez, Phelps reconoció que el papel de Nicole fue trascendental para explicarles a sus hijos los procesos que estaba atravesando: “Muchas veces los niños me ven salir de la habitación. Eso es porque estoy abrumado, mis emociones están como locas y no las puedo regular. A veces grito, a veces escribo lo que me pasa, pero ella me da mi espacio. Hay días en los que no me gusto demasiado, pero sé que no voy a estar perfecto de un día para el otro”.
Al dar un paso al costado del deporte, el medallista se puso al frente de diversas iniciativas: colaboró con la aplicación TalkSpace para elaborar una nueva plataforma que brinda servicios de ayuda a chicos de entre 13 y 17 años, y también puso en contacto a su fundación con KidsHealth para desarrollar un sitio de servicios de salud mental para menores en riesgo.
Leé también: “Yo estuve en la cima del mundo”: qué hace hoy Daniela Krukower, a 20 años de su instante de gloria en el judo
Johnson, por su parte, llegó a advertir que tuvo miedo de perder al amor de su vida, pero que supo ubicarse en el lugar necesario: “Solía pensar que podía arreglarlo, pero lo que he aprendido es que no puedes responsabilizarte por cómo se siente. Después de que Vanessa perdió a Kobe Bryant, todo lo que hice fue mirar a Michael y decir ‘¿podemos ayudarte? Si te pierdo, no sé qué hacer’”.