Ya desde los tiempos coloniales, alrededor del año 1610, se practicaba con motivo para la beatificación de San Ignacio de Loyola.
Quienes estudiaron el tema indican que es originario de nuestro país y que nació de la mano de los gauchos que poblaban el basto territorio de las hoy provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Salta, Santiago del Estero, Corrientes y Entre Ríos.
Entonces para jugar, se mataba un ave doméstica, por lo general un pato (de allí su nombre) y se la colocaba dentro de un trozo de cuero. Se formaba así una pelota, a la que se le cosían tres o cuatro manijas de cuero torcido, de las cuales se aferraban los participantes durante la competencia.
En sus comienzos fue muy violento y con reglas algo confusas lo que generó prohibiciones y controversias variadas a lo largo de su historia.
Al pasar los años, el ave fue cambiada por una pelota de cuero, preferentemente blanca, con cámara neumática y seis asas. Su diámetro hoy es de 40 cm de extremo a extremo y su peso máximo es de 1.250 gramos.
El juego se transformó entre 1937 y 1938 y tomó rumbo hacia un deporte organizado, tras la redacción de su primer reglamento y la consecuente derogación de prohibiciones y restricciones que lo afectaban.
Para el año 1941 tuvo lugar la primera muestra del deporte, ya bajo la denominación de Torneo Abierto Argentino de Pato y nació la Federación Argentina de Pato, con la finalidad de fomentar, dirigir y difundir el juego, organizar torneos, velar por la aplicación de los reglamentos, así como también promover crianza del tipo de caballo más apto para este propósito.
En 1953, el Decreto Nº 17.468 del 16 de septiembre de 1953 firmado por el Presidente de la Nación, Gral. Juan Domingo Perón, lo declaró Deporte Nacional de la Argentina, reglamentado más tarde por Ley 27.368 en 2017.
Cómo se juega al pato, el deporte nacional
Hoy se enfrentan dos equipos de cuatro jugadores cada uno, numerados del 1 al 4, que buscan adueñarse del pato mediante pases y combinaciones, esquivando a sus adversarios y encestándolo en un aro de un metro de diámetro.
Los jugadores pueden recoger el pato cuando se encuentra en el suelo. Quien lo obtenga se lo puede pasar a algún compañero, pero tiene también la obligación de extender su brazo dándole al contrincante la posibilidad de que se lo quite.
Se puede jugar con caballos de cualquier alzada y la mínima permitida es de 1,50 m.
La cancha debe medir entre 180 y 220 m de largo por 80 o 90 m de ancho, con dos aros de 2,70 m de alto en las cabeceras.
Los partidos constan de seis tiempos de 8 minutos cada uno, con intervalos de 4 minutos, regulados por una campana. En caso de empate, se suma un tiempo suplementario que termina cuando uno de los equipos obtiene un tanto.