El armador Luciano De Cecco, capitán de la Selección argentina de vóley que ganó el bronce en Tokio 2020, aseguró que es tan preciado lo que lograron en los Juegos Olímpicos que guardó la medalla “en su estuche” y ni siquiera quiere mirarla.
En la página que acaba de presentar (thececco15.com), el armador santafesino escribió: “Pasan los días y sigo sin caer. Es tan preciado lo que logramos en los Juegos de Tokio que guardé la medalla en su estuche y no quiero ni tocarla: tengo miedo de romperla o rayarla”.
De Cecco, elegido el mejor armador de los Juegos, consideró ese premio como “un halago importante”, pero confió que “siempre dije que cambiaría todos mis premios individuales por ganar las finales y los partidos por medallas que perdí”.
“Lo que va a quedar en la memoria es el bronce que ganamos. Si quisiera acumular premios individuales tal vez debería haber probado con el tenis. El vóley es un deporte de conjunto y así lo siento”, reflexionó el deportista argentino, una de las principales figuras en Tokio.
Y agregó: “En la cancha yo casi no hablaba. Estaba siempre serio, callado. Creía que no era el momento. Había muchas voces en el equipo. La mía no iba a ayudar. Solo hablaba cosas particulares en determinadas acciones, porque mi función así lo pide. Me enfoqué en hablar menos y hacer más. Antes decían que me quería destacar o lucir: ahora pude demostrar, en unos Juegos Olímpicos, que ningún premio individual está a la altura de los logros colectivos”, contó De Cecco en su sitio.
Para el jugador de Lube Civitanova de Italia, club con el que salió campeón en la Súper Liga de Italia 2020/21, la de mayor jerarquía mundial, es importante que se aproveche en la Argentina lo que generó el equipo de vóley en Tokio.
“Desde hace varios años yo venía diciendo que, si no conseguíamos algo grande, el vóley argentino iba a desaparecer. Ése era mi pensamiento. Ahora lo conseguimos. Me encantaría que las cosas cambien, que los chicos que nos sucedan en la Selección no tengan que vivir un montón de cosas que vivimos y sufrimos nosotros. Y que el vóley renazca”, afirmó De Cecco.
“Mi único miedo es que no se aproveche lo que se generó en Tokio. De hecho, creo que nosotros aún no dimensionamos lo que vivió la gente acá, en Argentina, con ratings televisivos increíbles y una movida alucinante en redes sociales: sería una pena inmensa que eso quede en la nada”, agregó.
De Cecco, de 33 años, aseguró que “ser medallista olímpico es una sensación que me cuesta poner en palabras. Creo ni mi papá ni mi mamá saben cuánto significa, todo lo que se mueve dentro de mí. Para llegar acá pasamos años sin ganar partidos, con quilombos dirigenciales, económicos o de lo que fuere. Siento que hemos dado todo por la Selección durante muchos años y hemos recibido poco o nada a cambio en muchas situaciones”.
El santafesino, que juega en la Selección desde los 18 años y ganó la medalla de oro en los Panamericanos de Toronto 2015, cerró: “Nos faltaba algo de la dimensión de la medalla en unos Juegos Olímpicos. Nunca me pesó la sombra del bronce de Seúl 1988 y también tenía la tranquilidad absoluta de haber dado lo máximo de mí: me podía retirar tranquilo cuando llegara el momento. Pero al mismo tiempo siento que me saqué una mochila de mil millones de kilos”.