“Ahí está Solé, una más, nada más, una más piden en casa, va Solé, Seba que saca el flotadito, Lucarelli.... seee, vamos, Argentina, ¡Argentina bronce, Twister! Si esto es el paraíso ,quiero vivir acá. Ganó Argentina y qué importa, nada más, Twister, nada más”. Para este momento, José Montesano ya se encontraba en un hilo de voz y Hugo Conte o Twister, tal su apodo, se tomaba las manos y lloraba, lloraba y lloraba...
Pero habría más, mucha más emoción por parte del relator que supo hacerse un lugar destacado a pura pasión y emoción, a pura marca registrada de sus frases como “las manos de todos los pibes arriba”, “vamos los piii”, “el nene malo”, “el heredero” o “el nene”, sólo algunas de las palabras que hoy se replican en tendencia.
“15-14 ganó la Argentina, la vuelta al mundo en 80 días dieron estos pibes, Hugo. Te quiero, Twister. Por estos pibes, por el vóley argentino, por un montón que están sufriendo y la están pasando mal, estos pies les dieron una sonrisa. Miren lo que es ese abrazo, interminable, no se pueden levantar, ¡Argentina es bronce!”, exclamó José.
Y Hugo Conte, el que fuera bronce en Seúl 88, aquella edición que se volvía mítica y legendaria por ser la última del vóley argentino en el podio, aquella que hoy será definitivamente historia porque hay presente, nada menos que con el liderazgo de Facundo Conte, su hijo (mayor anotador del partido con Brasil que significó el bronce, con 19 puntos).
“Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, hubo que esperar 33 años para este festejo, ¡gracias! Lo ganó la Argentina y qué importa, y qué importa, Argentina es bronce, quedará seguramente entre los logros deportivos más importantes de nuestros atletas”, continuaba Montesano mientras Hugo Conte lloraba después de haber fundido ambos en un abrazo eterno.
“Lo ganaron ellos como en el ‘88 contra Brasil. Ahora fueron otros, fue Mati Sánchez, fue Fede Pereyra, fue el Polaco Poglajen, fue Facu Conte, fue Agustín Loser, fue el Tanito Danani, fue El Nene Malo Solé, fue El Nene Bruno Lima, fue Palacete, fue Luciano De Cecco, fue Nico Méndez, fue Martín Ramos, y un montón que estuvieron y que están”.
“No me quiero olvidar del Pachi, de Laso, de Lucho, de Ian, de Nico Uriarte, tampoco me quiero olvidar de Crer y tantos más. Esto es la alegría de un país en un momento tan feo y tan triste, estos pibes te demuestran que la superación se puede, que hay superación, que hay vida, que hay esperanza porque siempre hay que tener una ilusión”.
“La Argentina lo ganó hasta quedarse sin voz, pibes, hay que gritarlo, no paren nunca, desataron esta locura, hay que gritarlo y volverse locos, así es, Argentina, el Twister parado en la silla, no... se va a caer todo, dale vos en casa: olé olé olé, olé olé olé olá, olé olé olé, cada día te quiero más, ooooh Aargentina, es un sentimiento, no puedo parar (cantaban junto a los jugadores). Dale, Twister, seguilo vos. Chau, me voy. Dale con lo poco que te queda, Twister, es todo tuyo”.
Finalmente, tras un intento de dejar su espacio de transmisión en el Ariake Arena de Tokio, José Montesano volvió y recibió el abrazo de Hugo Conte, que cerró en gran forma uno de los grandes momentos de Argentina en los Juegos Olímpicos. “Jocesito querido: gracias a la vida por estar con vos acá, en esto, este momento alucinante que estamos viviendo, increíble. Es difícil hablar, esto es lo que vos dijiste, todo lo que vos dijiste”.