En enero de 2020 el mundo quedaba estupefacto con el joven Erling Braut Haaland. Ese día ingresó al campo de juego a los 55 minutos del partido que su nuevo equipo, el Borussia Dortmund, perdía 3 a 1 ante el FC Augsburg y en 23 minutos firmó un triplete con el que BVB ganó el partido que pasó a la historia porque nunca antes un debutante había hecho lo que él.
De ese tarde de gloria a hoy, cuando anotó el primer gol de la Bundesliga en la reanudación tras el parate por el coronavirus, pasaron apenas 11 partidos y las cifras alcanzadas por el joven noruego son impresionantes.
Es el máximo goleador en lo que va de la temporada 2019/20, contando todas las competiciones oficiales, con 41 goles en 33 partidos repartidos entre el Red Bull Salzburgo de Austria, donde comenzó, y el Borussia Dortmund, adonde llegó a principios de 2020 a cambio de 21 millones de euros y un contrato hasta 2024.
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Erling Haaland es hijo del exfutbolista Alf-Inge Haaland (exLeeds United y Manchester City, entre otros), nació en Leeds, Inglaterra, el 21 de julio del año 2000, pero su nacionalidad es la noruega. Allí se formó como futbolista, en la academia de la ciudad de Bryne, donde hizo su debut en Primera ¡a los 15 años! Tras 16 partidos pasó al Molde F.K. de la máxima categoría de Noruega, donde hizo 20 goles en 50 partidos.
Sus estadísticas impresionaron al Red Bull Salzburgo, club por el que fichó en la temporada 2018/19 y en el que registró más goles que partidos antes de irse al Dortmund: 29 en 27, con siete asistencias.
Lo dicho, su debut en el Borussia llegó con un triplete histórico pero que fue uno más en su lista de tres goles o más en un partido. Marcó de a tres en ocho encuentros e incluso el 1° de julio de 2018 registró cuatro tantos jugando para el Molde F.K. ante el SK Brann. En ese partido todos los goles fueron suyos.
Esos registros, sin embargo, resultan apenas un aperitivo al lado de lo hecho por Haaland en el Mundial Sub 20 de 2019, cuando marcó nueve goles en la victoria de Noruega por 12 a 0 ante Honduras. Esos números establecieron dos récords en la historia de la competición: el de más goles anotados por un jugador en un mismo partido y la victoria más amplia.
