El tenista argentino Guido Pella, nacido en Bahía Blanca el 17 de mayo de 1990, dio a conocer una carta en la que reveló detalles de uno de los años clave de su carrera, el 2014, cuando en un momento se planteó la posibilidad de abandonar su carrera como tenista porque no disfrutaba lo que hacía.
Pella, que fue parte del ciclo del histórico equipo argentino que ganó la Copa Davis en 2016, la primera en la historia del tenis en la Argentina, dio a conocer su historia en el sitio Behind The Racquet. El argentino se encuentra hoy en la 35° posición del ránking de la ATP y es uno de los nombres más destacados de la actual generación de tenistas argentinos.
La historia del bahiense
El 2014 fue, por lejos, mi año más difícil. Recuerdo que un día estaba jugando un partido en el que había ganado el primer set por 7-6 pero sentía que luchaba todo el tiempo. Estaba seguro de ganar el partido pero mi mentalidad fue negativa todo el tiempo. En segunda ronda persistía esa sensación y me dije que no quería jugar de esa manera y que necesitaba irme a casa.
Ni siquiera importaba si estaba jugando bien porque mi mentalidad era tan negativa que no podía pensar. Dejé de jugar al tenis por un tiempo porque no solo dejé de disfrutar los torneos, los viajes y la práctica, sino que el esfuerzo que me llevó jugar al máximo nivel fue demasiado para mí en ese momento.
Estaba pensando que tal vez debería intentar algo más, otro trabajo. Fue un momento triste para mí porque todo lo que sabía en la vida era jugar al tenis, pero no lo estaba disfrutando. Cuando paré intenté dar clases y también tomarlas pero nada de eso funcionaba porque en el fondo sabía que solo quería jugar al tenis pero estaba luchando contra algo en mí.
Quería volver a la cancha y aceptar perder un partido si trabajaba duro en la práctica. De eso se trata el tenis, de cometer errores, perder partidos, jugar mal y luego salir de la cancha y encontrar una nueva forma de ganar.
Paré durante unos tres meses donde trabajé mucho en mí mismo. Leí algunos libros de autoayuda y otros del mundo de la psicología. No estaba jugando torneos de bajo nivel cuando paré, estaba jugando Grand Slams, debería haber sido feliz pero sabía que algo dentro de mí tenía que cambiar.
Después de este tiempo comencé a abrirme más. Descubrí que hay algunos días en que mis padres y hermanas se sienten tristes y no quieren salir de casa. Entendí la idea de que tendrás días buenos y malos y de que se trata de encontrar tu propia felicidad. Quería volver a la cancha y no dar golpes de derecha, de revés o saques perfectos, sino disfrutarlo. Quería disfrutar de lo que hacía como si fuera un niño otra vez. Me despertaba y me decía: "Este va a ser un buen día".
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