La imagen de un hombre inerte mientras era pateado y apaleado por los hinchas del Querétaro es el fiel reflejo de la violencia que se vivió en el estadio de San Luis, después de que ambas hinchas se enfrentarán en un partido que tuvo que ser suspendido a los 83 minutos. Tan grave fue la situación que la policía no intervino ya que se vio desbordada por la cantidad de personas que participaron de el choque violento que terminó con al menos 33 heridos.
Pese a que el clásico entre San Luis y Querétaro fue custodiado por casi mil agentes de seguridad, la violencia se apoderó de las tribunas.
Todo comenzó en el final de la segunda etapa con el partido 2-0 en favor del visitante. Los hinchas de San Luis, disconformes con la performance de su equipo, empezaron a tirarle monedas a sus jugadores y a insultarlos.
Fue en ese momento cuando desde otro lugar de la tribuna aparecieron barras de San Luis con palos y fierros y comenzaron a golpear a los propios hinchas. La batalla cruzó las gradas y los hinchas de San Luis comenzaron a atacar a los del Querétaro, ante la pasividad de la policía que se vio desbordada por la situación.
La violencia duró aproximadamente 10 minutos. Mientras en las tribunas, algunos se mataban a palazos, la cancha sirvió para que las familias se protejan de la barbarie. Imágenes de padres abrazando a sus hijos para protegerlos de los ataques inundaron las tapas de los diarios mexicanos.
Desde hace años, la rivalidad entre ambos equipos se había encendido, aunque había estado moderada porque San Luis militaba en la segunda división hasta el verano pasado, cuando logró el ascenso.
Durante los últimos días, los dirigentes habían pedido a sus seguidores que se comportaran en las tribunas.
