Fue una de esas definiciones que marcan a fuego lo que significa pelear por mantener la categoría en el fútbol argentino. Más aún cuando se trata de una definición denominada Promoción, palabra que empieza a sonar lejana en estos nuevos torneos. Gimnasia y Atlético Rafaela definían esa cuestión.
Gimnasia por ser el equipo de primera contaba con la ventaja deportiva. Es decir, cerraba la serie en su casa y ante el mismo resultado se quedaba en primera. En el partido de ida jugado en Santa Fe, Rafaela consiguió un flor de resultado. Con un partido inolvidable de Aldo Visconti, la Crema le ganó 3 a 0 al Lobo. Ese día el chaqueño jugó su partido soñado convirtiendo los tres goles para el equipo que dirigía Marcelo Fuentes.
El 12 de julio de 2009 se jugó la revancha en La Plata. El Bosque estaba repleto esperando el milagro Tripero. En el primer tiempo pasó muy poco. Se fueron al vestuario 0 a 0 y Gimnasia quedaba a 45 minutos de la Primera B Nacional. Para colmo a los 12 minutos del segundo tiempo Javier Collado expulsaba a Tete González y a Esteban Gil. Quedaron 10 contra 10. Leo Madelón (DT de Gimnasia) decidió hacer cambios. Roberto Sosa en lugar de Messera y el muchacho de la película, Franco Niell reemplazaba al paraguayo Rubén Maldonado.
El Pampa se la bajó al uruguayo Alonso y Gimnasia se ponía 1 a 0. Se abría un pequeña ventana de esperanza. Hasta que increíblemente el Pampa Sosa se hace echar. Gimnasia quedaba con 9 y la remontada parecía imposible. Pero el Bosque revivió con el cabezazo de Niell a los 43 minutos luego de una pésima respuesta de Capogrosso. Y el éxtasis llegó al minuto 46, luego de un centro pasado que Niell de palomita lo transformó en uno de los gritos más importantes en la vida de Gimnasia.
La historia del fanático de Gimnasia que casi se infarta con el segundo gol de Niell
Ezequiel Ibañez es un comerciante de La Plata que fue enfocado por la televisión después del tanto de la salvación de Gimnasia, en una imagen que quedó inmortalizada en la que parece que está por infartarse. En 2009 tenía 28 años y le había prometido a todos sus clientes que Gimnasia se iba a salvar del descenso, por lo que, él mismo se sentía presionado el día de la promoción. Durante los 3 días previos al partido tuvo que tomar tranquilizantes para poder dormir de la ansiedad.
Después de la locura en el Bosque, la fiesta siguió en 7 y 50, habitual lugar dónde se celebran los logros importantes. Los amigos y familiares de Ezequiel lo llamaban para decirle que había salido en la transmisión, pero él no pudo recibir ninguna llamada porque perdió la batería del teléfono en el medio del festejo. Hace tres días que convivía con su novia, que hoy es su mujer y, después de ese día, no puedo seguir con la "mentira" de que mucho no le interesaba el fútbol. Después del partido fue a visitar a su papá (que también sufre por el Lobo al mismo nivel). "Fue el día que mas abracé a mi viejo en mi vida", cuenta Ezequiel.