Si decidís salir a correr con lluvia, conviene que hagas la entrada en calor bajo techo. Antes de salir tené en cuenta que siempre conviene que el recorrido que hagas sea conocido. Pisar mal en algún pozo del asfalto que esté inundado o en el barro puede significarte una lesión. Correr por lugares conocidos ayudá a achicar ese riesgo. Además, en días de piso mojado, muchos no quieren usar sus zapatillas más nuevas "para no arruinarlas". En este punto hay que prestar atención a que el calzado no tenga la suela lisa, porque eso favorece aún más los resbalones. En cuanto a la indumentaria, es mejor no sobreabrigarse y recurrir a ropa impermeable. Si tenés algo reflectante, mejor. Y si no buscate algo de un color llamativo para hacerte bien visible en la calle. Si tenés una gorra, llevala: Así evitás que el agua en la cara moleste tu visibilidad. Y no olvides de ponerte vaselina en las zonas donde hay roces: Acordate que correr mojados o húmedos favorece la aparición de ampollas.
// PASIÓN RUNNER | ¿Corredor golondrina o de todo el año?
Si hay viento, un rompevientos es tu mejor aliado. Que haya viento no implica que haga frío. Con este tiempo "loco" e inesperado, puede pasar que haya viento, pero que el ambiente esté húmedo y pesado. Por eso, el abrigo siempre depende de tus sensaciones corporales. No te sobreabrigues porque eso favorece que sudes más de la cuenta y te deshidrates. La hidratación es fundamental, no importa si llueve, o hace frío. Quizás tengas la sensación de menor transpiración, pero tu cuerpo igual pierde sales esenciales y es necesario rehidratarlo siempre. La lluvia puede alterar las sensaciones que uno tiene al entrenar, por eso no te asombres si los ritmos al correr no son los acostumbrados. Si decidís hacerle frente al mal tiempo, cuando termines el entrenamiento, ponete a resguardo y tratá de cambiarte la ropa mojada lo más rápido posible.
En unos días empieza el invierno y se vienen los días más fríos (aunque con el tiempo tan cambiante, nunca se sabe). Cuando las temperaturas están bajas, cuesta más entrar en calor. Por eso, nunca salgas a correr "en frío" y procurá "activar" tus músculos antes de empezar a correr. Controlá especialmente la ropa que usás para entrenar. Tené en cuenta que algunas prendas absorven la transpiración y se nos seca en el cuerpo. Por eso, es preferible buscarse ropa dri-fit.
Cuando hace frío, no te abrigues de más. Recordá que al entrenar el cuerpo aumenta su temperatura 10 grados. Pero sí protegete la garganta si el aire está muy frío (procurando llevar la boca cerrada mientras corrés) y usá guantes si lo crees necesario. Y aunque no sientas sed, hidratate. Cuando termines tu entrenamiento, resguardate y elongá. El cuerpo baja su temperatura drásticamente y eso puede favorecer las lesiones.
El clima no es excusa para no entrenar. Pero, siempre hay que ser conscientes de los riesgos, sobre todo en casos de tormentas fuertes. A veces, quedarse bajo techo es la mejor decisión y recurrir a un entrenamiento alternativo: correr en cinta, trote en algún predio cerrado, ejercicios de fuerza, spinning, entrenamiento funcional. Cualquier actividad indoor vale cuando entrenar al aire libre representa un riesgo innecesario.