Un golazo. Por la ejecución, por la sorpresa, por la concentración del ejecutante. Pero... ¿era válido?
A los 37 minutos del primer tiempo, River le ganaba 1-0 a Talleres en Córdoba, por la fecha 24 de la Superliga. Sobre el costado derecho del ataque Millonario le cometen una falta a Nacho Fernández, quien tras un momento tirado en el suelo se levanta. Con la pelota lista para jugar, el volante miró al arco, se tuvo fe y le pegó.
Con los rivales preocupados por tomar las marcas esperando el centro y con el arquero Guido Herrera armando la barrera y adelantado, Nacho quiso sorprender a todos y sacó el zurdazo... que se convirtió en el segundo tanto del equipo de Marcelo Galalrdo y el segundo personal en el partido.
La polémica se dio porque en ningún momento se vio un gesto del árbitro, Silvio Trucco, autorizando al hombre de la Banda a poner la pelota en juego, ya que el juez estaba anotando a un amonestado.