Cuando Emanuel Ginóbili anunció su retiro de la NBA, los fanáticos argentinos se quedaron huérfanos: desde el arribo de Juan Ignacio Sánchez y Rubén Wolkowyski a la liga estadounidense en 2000, todos los años hubo al menos un compatriota hasta la despedida de Manu. ¿Qué tan lejos está Argentina de volver a tener un representante en la máxima competición de básquet del planeta?
Si se tiene en cuenta la Copa del Rey que comenzará este jueves en España, con ocho jugadores argentinos repartidos en cuatro equipos, la respuesta podría ser alentadora. La liga española siempre fue el mejor trampolín para los jugadores locales, tal como lo demuestran los nombres de Fabricio Oberto, Luis Scola, Andrés Nocioni, Walter Herrmann o Pablo Prigioni, quienes dieron el salto a la NBA luego de destacarse en la península ibérica.
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Hay que remontarse hasta 2005, en pleno apogeo de la Generación Dorada y sus jugadores satélites, para encontrar una Copa del Rey (el torneo que reúne a los ocho mejores equipos de España) con mayor participación albiceleste que ahora: aquella temporada fueron diez, con los campeones Herrmann y Pepe Sánchez, más Scola, Prigioni, Alejandro Montecchia, Hernán Jasen y Federico Kammerichs como figuras más destacadas. Aquel recuerdo y el presente en alza de los actuales jugadores permiten vislumbrar un futuro no muy lejano con un nuevo desembarco argentino en la NBA.
Por talento, presente y experiencia, el nombre que más se acerca al nivel de la mejor liga es Facundo Campazzo, base del Real Madrid campeón de Europa y de España. En un equipo de estrellas, el armador cordobés es una pieza imprescindible para el entrenador -Pablo Laso- y pocos dudan en que podría tener un buen impacto en Estados Unidos, por su estilo espectacular y atrevido.
A punto de cumplir 28 años, el exjugador de Peñarol de Mar del Plata alcanzó la madurez en su juego sin perder la imaginación y el descaro que mostró desde el inicio de su carrera. Sin embargo, un contrato de tres temporadas firmado en junio del año pasado y la comodidad que encontró en uno de los mejores clubes del mundo (tras un período de adaptación complicado) conspiran contra una salida rápida. “Jugar en el Madrid es una vidriera muy grande. Estoy muy cómodo acá, estoy en uno de los mejores clubes del mundo a nivel FIBA y no tiene nada que envidiarle a la NBA”, dijo Campazzo, cerrando de momento esa alternativa.
Gabriel Deck, su compañero en el Madrid, también tiene méritos para reclamar un lugar, aunque su elección parece ser similar a la de Campazzo: afianzarse en un grande en Europa para recién después ver si da el gran salto.
Tras dominar la Liga Nacional con Quimsa y San Lorenzo, el santiagueño desechó algunos sondeos de la NBA para irse al Merengue, donde está cumpliendo una más que aceptable temporada debut.
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Para Nicolás Laprovittola, la actual temporada en el Joventut de Badalona marcó el regreso al nivel que le valió fichar en 2016 por los San Antonio Spurs, donde jugó 18 partidos. Después de dos olvidables pasos por el Baskonia y el Zenit ruso (donde incluso pensó en un prematuro retiro), el base de la selección argentina está justificando todas las expectativas que siempre se depositaron en sus condiciones.
Con casi 30 por partido es el jugador con más minutos de la Liga ACB, y lo justifica al liderar las estadísticas en goleo (15,7 puntos) y en asistencias (6,68). Hace dos semanas le anotó 40 puntos al Gran Canaria, una marca que en entre los argentinos sólo consiguió Scola en 2002.
Pero también resulta difícil imaginarse que Lapro esté dispuesto a una nueva aventura en la NBA y vivir una salida tan rápida del club en el que se reencontró a sí mismo, después de pasar por cinco equipos en tres años. “Era el momento de parar un poco y pensar bien a la hora de elegir. Sin dudas necesitaba elegir un buen lugar”, explicó Laprovittola en una entrevista con Clarín a fines del año pasado.
Otra gran esperanza del básquet argentino es Luca Vildoza, base titular del Baskonia en su segunda campaña en la ACB. El marplatense de 23 años está deslumbrando con su talento y evidenció un notable progreso en el aspecto defensivo, lo que lo convierte en una pieza codiciada pensando a futuro. ¿La traba para salir rápido a la NBA? Le queda una temporada más de contrato con el club vasco.
Los casos de Patricio Garino y Nicolás Brussino son más complejos, más allá de que ambos tuvieron una breve experiencia en la NBA. El marplatense, formado en el básquet universitario estadounidense, viene perseguido por una racha de lesiones que no le permitió tener continuidad ni minutos en Baskonia, mientras que el santafesino busca recuperar su mejor forma en Tenerife. De momento, ambos deberían levantar sus rendimientos para aspirar a un regreso a Estados Unidos.
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