El Mundial de Rusia 2018 fue una profecía autocumplida. Las Eliminatorias Sudamericanas fueron un adelanto de lo que ocurriría a mediados de este año. Si la Selección argentina había tenido que pasar por situaciones anormales en su camino hacia la mayor competencia del fútbol, con tres entrenadores en apenas cuatro años, lo que sucedió en territorio ruso estuvo más acorde a los desajuste de la AFA que a la ilusión de que Lionel Messi, casi por su propia cuenta, resolviera todos los problemas.
La Selección pasó de un proyecto muy bueno en Brasil 2014, en donde llegó a la final del mundo y cayó con Alemania en tiempo suplementario, a perder su rumbo. Con la salida de Alejandro Sabella, Gerardo Martino tomó las riendas del equipo. Su proceso, sin embargo, duró hasta la Copa América Centenario, en 2016. A partir de ahí, con la AFA en crisis y con una Comisión Normalizadora, Edgardo Bauza sorprendió a todos y llegó a la Selección. Pero los resultados insuficientes y el arribo de Chiqui Tapia a la Asociación del Fútbol Argentino, desembocaron en la salida del Patón y en la contratación de Jorge Sampaoli.
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Tras llegar al Mundial casi sin combustible, la Argentina, que se ataba al milagro de Messi, comenzó Rusia 2018 con un tibio empate con Islandia, que debutaba en esa clase de torneos. Poco después una goleada sufrida contra Croacia dinamitó las esperanzas. Un triunfo sufrido ante Nigeria amagó con encarrilar al equipo. Pero poco después, Francia, que luego conquistaría la Copa del Mundo, lo eliminó en los octavos de final. En el medio del Mundial, el cuerpo técnico tuvo serios problemas internos y, como si fuera poco, se quebró la relación con el plantel.
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Después de la eliminación, Messi tomó la decisión de alejarse por un tiempo de la Selección. Lionel Scaloni, un entrenador que nunca tuvo experiencias en solitario, fue designado como el entrenador. Su ciclo, en principio, durará como mínimo hasta la Copa América del año que viene, que será en Brasil. Como para dejar en claro que la AFA, a pesar de lo que ocurrió en Rusia, no perdió su obsesión por improvisar.
