Independiente y Boca se sacaron chispas en el estadio Libertadores de América en el duelo correspondiente a la Superliga. El local arrancó mejor el clásico, pero con el correr de los minutos el Xeneize logró emparejar el duelo y, cuando tuvo la chance, no perdonó.
Además, el clásico estuvo repleto de polémicas. Ya en el primer tiempo, el árbitro Darío Herrera quedó en el centro de las críticas por dos situaciones (una para cada lado) en las que parece haberse equivocado.
En primera instancia, le perdonó la vida a Emmanuel Gigliotti. El Puma, que ya estaba amonestado, le entró un durísimo planchazo a Julio Buffarini. Era, al menos, la segunda amarilla. Sin embargo cobró falta para el otro lado.
Luego, el hombre de negro no vio un penal de Lisandro Magallán sobre Silvio Romero. El jugador del Diablo encaró dentro del área rival y el defensor de la visita dejó puesta la pierna.
En el complemento también tuvo que tomar decisiones complicadas: le mostró la segunda amarilla a Magallán y dejó a Boca con 10, mientras que le anuló un gol a Independiente. Maximiliano Meza le ganó a Esteban Andrada y la pelota terminó dentro del arco, pero el juez entendió que hubo falta del jugador del Rojo sobre el arquero.