Las grandes peleas empiezan en el pesaje. No hay recuerdos de alguna gran batalla que no haya tenido chispazos en el día previo, al momento de revisar el físico de cada uno de los boxeadores. Canelo-Golovkin, este viernes, no fue la excepción.
Saúl Canelo Álvarez y Gennady Golovkin cumplieron con el peso y se vieron las caras hoy por última vez antes de su combate del sábado (la madrugada del domingo en Argentina) por el título mundial de los pesos medianos en Las Vegas, Nevada.
El ambiente durante la ceremonia de pesaje, en el T-Mobile Arena de la ciudad estadounidense, fue de alto voltaje. Durante el careo, el mexicano se adelantó unos metros más de lo establecido y provocó al kazajo, que hizo todo lo posible para no responder. Los boxeadores se tocaron con la frente y le subieron la temperatura a la previa de la pelea.
Los boxeadores se enfrentarán por segunda vez en sus carreras, después de un polémico empate en septiembre de 2017 que permitió que hubiera una revancha para definir al mejor de los pesos medianos.
Tanto Álvarez como Golovkin pesaron un poco menos de las 160 libras (72,57 kilos), el límite de la división de los medianos.
"El sábado tendremos una gran pelea de la que saldré victorioso. Lo de mañana es lo más fácil", manifestó Canelo, que fue parcialmente abucheado.
"Yo estoy relajado, él (Álvarez) es un cobarde", disparó Golovkin tras los forcejeos. "Quiero el nocaut, sería un gran regalo para mí conseguirlo", sentenció.