La extenista y exentrenadora del equipo femenino de Gran Bretaña, Judy Murray, no tiene miedo de hablar y denunciar los abusos que sufren las jugadoras en el circuito profesional. La mamá de Jamie y Andy, dos campeones de Wimbledon, consideró que el deporte necesita su propio movimiento #MeToo, como el que sacudió el mundo de Hollywood, para que las víctimas se animen a romper el silencio. "Solo se necesita una persona para comenzar", aseguró.
En una entrevista con The Guardian, la reconocida coach remarcó que "es un secreto a voces que en el tenis hay abusos" hacia las mujeres. Y hasta confesó que cualquier persona que se maneje en ese ambiente podría contar al menos tres ejemplos de esto.
"Es muy fácil que una jugadora joven e inexperta sea aprovechada, ya sea física, emocional, sexual o financieramente", disparó Murray y, en este contexto, explicó que a diferencia de la camaradería que se vive en el circuito masculino, las adolescentes que recién empiezan son más vulnerables y solitarias.
En un mundo "dominado por los hombres", la exentrenadora argumentó que debe haber un cuerpo deportivo independiente, en donde las tenistas sepan que alguien las escuchará y que actuará en consecuencia. "Muchas veces tenés miedo de hablar porque creés que eso te perjudicará, que hará que la gente se ponga en tu contra", reconoció.
La catarata de denuncias por abuso y acoso sexual que salpicó al mundo de Hollywood, en especial al productor Harvey Weinstein, provocó que muchas víctimas se animaran a contar sus experiencias a través del movimiento #MeToo. Desde las redes sociales hasta las alfombras rojas de los eventos más reconocidos, las mujeres empezaron a hablar no solo en el espectáculo sino también en otros ambientes.
El "Caso Nassar" fue el que más resonó en el deporte. El doctor Larry Nassar fue acusado de haber abusado a más de 150 gimnastas olímpicas, cuando eran menores de edad. Entre ellas, las ganadoras de medallas de oro McKayla Maroney y Simone Biles.
La fiscal del caso, Ángela Povilaitis, argumentó que Nassar utilizó su prestigio para explotar a las chicas y destruirlas emocionalmente. "Fueron usadas por un hombre en el que confiaban y al que amaban", sostuvo. Y agregó que el acusado manipulaba a los padres de sus pacientes, y trató de hacer lo mismo con la policía.
