La carrera del arquero suele ser de las más difíciles en el mundo del fútbol. De hecho casi no hay nada comparado con los errores que se cometen en ese puesto. Una equivocación o un fallo casi siempre terminan en gol. Y de eso no se vuelve.
Algo de esto le pasó a Diego Rodríguez, el Ruso, en el fútbol argentino. Primero quedó marcado en su paso por Independiente, en donde fue víctimas de cargadas y abucheos por parte de los hinchas rivales y también locales. Lo mismo le pasó en Rosario Central, en donde nunca pudo meterse a la gente en el bolsillo.
Por estas cuestiones fue que decidió emigrar a la segunda división del fútbol japonés, para convertirse en e futbolista del Jef United Chiba, que dirige el argentino Juan Esnaider.
Por mala suerte, el debut del Ruso fue muy malo. Fue responsable de los dos goles del equipo rival (sobre todo el segundo) que provocaron la derrota de su club ante el Tokyo Verdy.
El primer tanto llegó en el segundo tiempo. El brasileño Douglas Vieira cabeceó, la pelota dio en el travesaño y cuando salía golpeó en la cara del arquero, que sin querer la mandó adentro.
En la última jugada del partido Rodríguez volvió a fallar: dudó en la salida de un córner y el defensor Shinnosuke Hatanaka puso el 2-1 definitivo.
