Rodrigo Palacio es un hombre de pocas palabras. De perfil bajo, supo hacer una carrera exitosa, primero en Banfield, después en Boca y por último en el Calcio, en donde tuvo grandes temporadas en el Genoa y el Inter. Allí conoció a Diego Milito, que un año antes de su llegada era el puto amo de Milán. En 2010, el Príncipe había sido elegido el mejor jugador de Europa después de ganar la Champions League de la Mano de Jose Mourinho. Cientos de entrenamientos, concentraciones, viajes y tiempo compartido forjaron una gran amistad. Hoy, gracias a esa relación, Racing se permite soñar con la llegada de un delantero de elite a su plantel.
Para que Palacio se ponga la camiseta de la Academia hacen falta varias cosas. Milito lo tentó y al jugador lo seduce la idea, pero como en el fútbol nada es gratis, los billetes tendrán que aparecer. En Racing quieren desprenderse de varios jugadores para que entre algo de dinero al club y también terminar con contratos altos. Parte de ese dinero financiaría la llegada del jugador del Bologna, al que aún le quedan 6 meses de contrato con el club italiano.
En la comisión directiva hay algunos que no están muy de acuerdo con la contratación de un jugador de 36 años, pero ahora el que maneja es Milito. El Príncipe considera que la llegada del bahiense le dará un salto de calidad al equipo y un jugador experimentado de cara a uno de los torneos más difíciles de los últimos años: la Copa Libertadores.
Racing volverá hoy a los entrenamientos, aunque sin varias caras conocidas. El Chacho Coudet no tendrá en cuenta a Sergio Vittor, Ricardo Noir, Santiago Rosales, Rodrigo Amaral, Federico Vismara, Brian Fernández, Juan Patiño (a préstamo en Olimpia), Marcos Torsiglieri (venció el préstamo con Central y arregló su llegada a Vélez), Nicolás Oroz y Marcelo Meli.
