El momento de la despedida siempre es duro para un futbolista. Muchos han tenido que hacer terapia para entender lo que sería la vida sin el fútbol. Lo más afortunados tienen la posibilidad de retirarse jugando y en plenitud. Muchos otros, no. El cruel destino de las lesiones o el olvido los hace irse en silencio. Sin personas que griten su nombre o alucinen con sus gambetas.
Walter Montillo anunció con mucha tristeza que se retira del fútbol. La ardilla, decidió rescindir su contrato con el Botafogo aquejado por las lesiones crónicas. El exjugador de San Lorenzo había llegado a Brasil después de un paso por el fútbol chino, pero tuvo 5 lesiones en lo que va del 2017. Primero intentó que no le paguen el sueldo, cosa que los dirigentes no aceptaron. Finalmente acordaron rescindir el contrato "amigablemente".
Montillo, de 33 años, había vuelto al fútbol brasileño lleno de esperanzas. Sus buenas actuaciones en el Cruzeiro de Belo Horizonte (2010-2012) y el Santos (2013-2014), auguraban un excelente presente. Los hinchas del Botafogo lo recibieron con los brazos abiertos y le entregaron su corazón. Sin embargo el amor se terminó rápido.
En los seis meses que jugó en el Botafogo, Montillo participó en 17 partidos, el último de ellos el lunes 26 de junio, ante el Avaí, correspondiente al campeonato brasileño. Allí se retiró a los siete minutos de partido tras sufrir una lesión en el gemelo. Estuvo dos días aislado sin hablar con nadie y finalmente le comunicó a sus familiares y su manager que había decidido retirarse el fútbol.
Un historia triste. De esas que no queremos escuchar.