Cinco años, siete meses y 24 días. O 2065 días. Ese es el tiempo que pasó desde la última final de Grand Slam entre Roger Federer y Rafael Nadal. Entre aquel 5 de junio de 2011 y el 29 de enero de 2017 próximo, cuando se crucen en la definición del Abierto de Australia. Y el mundo no es el mismo.
Para ponernos en ambiente, hacemos un repaso de qué es lo que pasaba en el planeta cuando el suizo y el español se vieron las caras aquella vez en Roland Garros. En lo deportivo, el Barcelona había ganado recientemente la Champions League ante el Manchester United (con un gol de Lionel Messi), y el Santos de Neymar se encaminaba a ganar la Copa Libertadores y Michael Schumacher todavía corría en la Fórmula 1.
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En nuestro país, a la Selección la dirigía Sergio Batista y se preparaba para jugar la Copa América como local, Vélez estaba cerca de salir campeón y River de descender. Y Los Pumas todavía no soñaban con jugar el Rugby Championship.
En televisión disfrutábamos de El puntero, Los únicos, El hombre de tu vida y El elegido, además de estar muy cerca del final de la primera temporada de Game of Thrones. En la pantalla grande triunfaban Hugo, El Artista y la película final de la saga de Harry Potter.
No había Snapchat todavía, por lo que en las redes reinaban Facebook y BlackBerry Messenger, con el gran boom de WhatsApp y Twitter pisándoles los talones.
Y en política, Argentina vivía los últimos tiempos de la primera presidencia de Cristina Kirchner, Estados Unidos había matado a Osama bin Laden un mes antes, Los Indignados se hacían escuchar en España y comenzaban las manifestaciones estudiantiles en Chile.
Ahora, 2065 días después, todo es diferente. ¿O no?
