Hay personas que tienen un aura diferente a las demás. Carisma, le dicen. Liderazgo, también. Personalidad, puede ser. Todo eso tiene Diego Lugano, el defensor uruguayo que dio una muestra más de todas esas cualidades.
Un centenar de barrabravas coparon el centro de entrenamiento del San Pablo, reclamándole a los jugadores que dejen de ser tan holgazanes y de manchar la historia del club. Incluso la práctica tuvo que ser suspendida luego que futbolistas como Wesley y Michel Bastos fuesen agredidos.
Y cuando el asunto se puso pesado apareció Lugano y enfrentó a los torcedores. Dialogó un rato con ellos y los calmó. Y hasta los hinchas le terminaron pidiendo selfies. Porque a los líderes se los respeta.