Las generaciones venideras van a hablar de este equipo de Manu, del Luifa, del Chapu, del Lancha Delfino y de tantos jugadores de la Generación Dorada que hoy no están pero se llevan el mismo lauro.
Nuestros hijos, nietos y el futuro van a saber de estos hombres que marcaron una época. La hicieron dorada, única y sobre todas las cosas, transmitieron valores cada vez que se presentaban a un evento internacional. Entendieron desde la cuna el concepto y sentimiento de trabajar en conjunto, en equipo. Aún cuando alguno no podía asistir a una convocatoria nacional porque su equipo se lo impedía. El sufrimiento era insoportable. Sólo ellos saben de que se trataba. Eso no tiene precio, no se compra con nada y perdurará en el resto de los jóvenes.
Hoy en Argentina y en el mundo se pueden ver camisetas de San Antonio Spurs con el número 20 de Manu Ginóbili; algo impensado en un momento. ¿Cuándo vamos a volver a ver a un argentino ganar cuatro anillos de la NBA? ¿Será pronto? Creo que va a pasar mucho tiempo, muchos años, quizás un siglo...
Ver que otros siguen por el mismo camino es esperanzador. Garino en los Spurs y Brussino en Dallas son algunas muestras de lo que se vendrá. Scola, que puedo decir de él que no se haya dicho, cuanto más grande, mejor juega. El Chapu Nocioni sigue teniendo nivel NBA, intachable. Campazzo es una bestia. Después del partido que hizo ante Estados Unidos, la manera de marcar a irving y su juego en ofensiva, creo que sólo es cuestión de tiempo de tener una oportunidad en EE.UU.
Más allá de los logros deportivos, este equipo también se comprometió con otros temas tan o más importantes. No estuvieron ajenos a la corrupción en la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB) y fueron artífices del cambio de autoridades.
Cuando olfatearon que la CABB estaba podrida, empezaron a cruzar mails y organizarse para hacer algo que genere un cambio profundo. Se hicieron escuchar, tomaron la posta. Pidieron auditoría urgente y protegieron a los chicos que vienen de las juveniles. El grito de ellos fue unánime, el mundo del basquet respaldó esa decisión. Ellos le marcaron la cancha a los dirigentes que vaciaron la Confederación y se tuvieron que ir.
No miraron su quinta, su satisfacción personal. Tranquilamente pudieron haber mirado a un costado pero eso no está en su ADN. Hasta en eso fueron un ejemplo. Pensaron en los pibes que vienen de abajo, en los Pre Mini, Mini, Infantiles, Cadetes, en los que van a tomar la posta. Dejarles una buena semilla. No existió un gramo de egoísmo. En lo económico están hechos pero no pasaba por ahí el tema, hay cosas que recorren las fibras íntimas y eso no se negocia.
Antes de viajar a Río 2016 se sacaron una foto apoyando a los jugadores de laLiga Nacional (están de paro por el cupo de extranjeros). No olvidaron sus orígenes, la lucha de León Najnudel y el sueño de un torneo con americanos pero bien nuestro. Mostraron su disconformidad a la liberación de extranjeros, una medida que perjudica claramente a la materia prima nacional.
Hoy cuando vas a una tienda de basquet, podes elegir la camiseta de un argentino que juega en la NBA y empezar a soñar como lo hicieron ellos, de formar parte de la mejor liga del mundo. La diferencia es que vos podes lucir una casaca con el apellido de un argentino en tu espalda y de eso se trata.
El recuerdo va a ser eterno, ustedes se lo ganaron. Gracias fenómenos, seguirán siendo de ORO eternamente.
