"Matar o morir" decía un cartel para "motivar" a los jugadores en el último banderazo de Newell's, mientras que el viernes por la madrugada una sub sede de Rosario Central aparecía parcialmente quemada y esta semana que pasó jugadores de ambos equipos (Javier Pinola y Sebastián Domínguez) participaron de la campaña ¨por un clásico sin violencia¨. Newell's- Central es sin dudas uno de los clásicos más apasionantes de nuestro fútbol, pero lamentablemente cada vez se corre más de lo deportivo hacia lo policial.
El clima es tan denso que el Gobierno Nacional le pidió a la AFA y a la gobernación de Santa Fe que el partido se juegue a puertas cerradas, sin embargo las autoridades locales prometieron maximizar las medidas de seguridad, pero tomaron la decisión que la gente de Newell's asista a la cancha.
Este es un partido que dos veces al año divide a la ciudad. O sos canalla, o sos leproso y otra no hay. Bajo esa diferencia marcada también se vive la semana previa y, el día del clásico, creanme que apenas transitás el Boulevard Oroño para ingresar a la ciudad, el partido se palpa en cada esquina, en cada cara que te cruzás camino al estadio. No existe otro tema más importante.
Lo deportivo pasa casi a segundo plano. Newell's está en crisis y tiene un mal campeonato, mientras que el equipo de Chacho Coudet piensa en el domingo pero también espera el partido de Copa Libertadores ante Gremio. Pero lo que tiene que estar en primer plano es la seguridad de los hinchas de los dos equipos. Que no se hagan daño porque es solo un partido de fútbol, siempre hay revancha deportiva. En definitiva, que haya paz.